Unas 2.000 personas se congregaron en el barrio de Redfern para recibir a Guillermo, segundo en la línea de sucesión al trono británico.
Unas 2.000 personas se congregaron en el barrio de Redfern para recibir a Guillermo, de 27 años y segundo en la línea de sucesión al trono británico(tras su padre, el príncipe Carlos).
Jefes tribales aborígenes ataviados con largos vestidos rojos y un bumerán, un instrumento musical llamado "didgeridoo" o una piel de zarigüeya dieron la bienvenida al príncipe, obsequiado con una tradicional "ceremonia del humo".
"Estamos en una pequeña nube porque él ha venido a este rincón de la ciudad para pasar un rato con nosotros", explicaba Lewis Kelly, descendiente de aborígenes australianos, históricamente marginados.
"Me sorprendió cuando supe que venía aquí para ver al pueblo indígena, los verdaderos australianos", añadió Kelly.
La multitud, de la que emergían retratos de Diana de Gales (madre de Guillermo, fallecida en 1997 por un
accidente de automóvil en París), aplaudió efusivamente al paso del príncipe.
Éste llegó a Australia tras pasar por Nueva Zelanda, donde hizo su primera visita oficial al extranjero en representación de su abuela, la reina Isabel II.
Esos dos países de Oceanía son monarquías constitucionales cuyo jefe del Estado, aunque de modo honofírico, es la reina de Inglaterra, representada por sendos gobernadores generales.
-AFP-
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