Los 140 millones de musulmanes en India no saben por qué partido votar en las elecciones legislativas de un país de mayoría hindú y marcado por la violencia.
La minoría musulmana de India, integrada por 140 millones de personas, se siente abandonada e incluso estigmatizada y no sabe por qué partido votar en las elecciones legislativas que comenzaron el jueves en un país de mayoría hindú con una historia marcada por la violencia.
Los musulmanes no confían demasiado en el Partido del Congreso en el poder (centroizquierda) por el que suelen votar, al considerar que incumplió sus promesas en materia de educación y de empleo.
"Unos partidos políticos expresan sus simpatías, otros nos quieren marginar y algunos nos odian", dice con amargor Aftab Ahmed, un comerciante, cerca de la Jama Masjid de Nueva Delhi, la mayor mezquita de India.
"Nos tratan como un problema, no como a seres humanos", lamenta, sin saber por quién votar en las legislativas que terminan el 13 de mayo.
Parte de la familia de Aftab fue masacrada durante la división sangrienta del "Raj" británico que dio a luz en 1947 a un nuevo Pakistán islámico y a una India laica.
Seis décadas después, muchos musulmanes tienen carrera universitaria o dirigen empresas.
Pero muchos miembros de esta minoría -al igual que los hindúes de castas inferiores- sufren de discriminaciones en el mercado laboral en comparación con los indios de castas superiores, recalcaba en 2007 un estudio de la universidad estadounidense de Princeton.
Una comisión abierta por el Partido del Congreso concluyó que los musulmanes eran discriminados en términos económicos o educativos, como lo son los intocables hindúes.
Según los politólogos, el hecho de que muchos musulmanes no se hayan inscrito en las listas electorales es una señal de "pérdida de confianza en la democracia india".
"Deme una buena razón para que los musulmanes vivan en India", pide a la AFP Mehroob Bano, un abogado musulmán del estado de Gujarat (oeste) que lucha por la libertad de sus correligionarios acusados por el gobierno local de haber incendiado un tren en febrero de 2002.
Cincuenta y nueve peregrinos hindúes murieron en este incendio, aparentemente accidental, que desató los peores disturbios entre hindúes y musulmanes desde 1947.
Al menos 2.000 personas --casi todas musulmanas-- fueron perseguidas, quemadas vivas o asesinadas por hindúes.
El primer ministro local actual, Narendra Modi, del partido nacionalista hindú Bharatiya Janata (Partido del Pueblo Indio, BJP) está acusado de haber permitido deliberadamente que degeneraran estos episodios violentos
interconfesionales.
Su gobierno tampoco apoyó la tesis del incendio accidental del tren, defendida por una comisión de investigación privada.
Siete años después "nos toman como blanco, nos humillan, nos califican de terroristas e incluso nos meten en la cárcel sin juicio", fustiga Bano.
En 1992, nueve años antes de estos disturbios de Gujarat, ya hubo una oleada de violencia después de que miles de fanáticos hindúes destruyeran una mezquita del siglo XVI en Ayodhya (norte), en el presunto emplazamiento de un templo hindú.
Y 2.000 personas murieron en 1993 en enfrentamientos entre la mayoría hindú (80,5%) y la minoría musulmana (13,5%).
El BJP, que quiere volver a recuperar el poder en Nueva Delhi, prometió construir un templo hindú en Ayodhya y algunos de sus candidatos pronunciaron durante la campaña discursos antimusulmanes.
Los musulmanes no confían demasiado en el Partido del Congreso en el poder (centroizquierda) por el que suelen votar, al considerar que incumplió sus promesas en materia de educación y de empleo.
"Unos partidos políticos expresan sus simpatías, otros nos quieren marginar y algunos nos odian", dice con amargor Aftab Ahmed, un comerciante, cerca de la Jama Masjid de Nueva Delhi, la mayor mezquita de India.
"Nos tratan como un problema, no como a seres humanos", lamenta, sin saber por quién votar en las legislativas que terminan el 13 de mayo.
Parte de la familia de Aftab fue masacrada durante la división sangrienta del "Raj" británico que dio a luz en 1947 a un nuevo Pakistán islámico y a una India laica.
Seis décadas después, muchos musulmanes tienen carrera universitaria o dirigen empresas.
Pero muchos miembros de esta minoría -al igual que los hindúes de castas inferiores- sufren de discriminaciones en el mercado laboral en comparación con los indios de castas superiores, recalcaba en 2007 un estudio de la universidad estadounidense de Princeton.
Una comisión abierta por el Partido del Congreso concluyó que los musulmanes eran discriminados en términos económicos o educativos, como lo son los intocables hindúes.
Según los politólogos, el hecho de que muchos musulmanes no se hayan inscrito en las listas electorales es una señal de "pérdida de confianza en la democracia india".
"Deme una buena razón para que los musulmanes vivan en India", pide a la AFP Mehroob Bano, un abogado musulmán del estado de Gujarat (oeste) que lucha por la libertad de sus correligionarios acusados por el gobierno local de haber incendiado un tren en febrero de 2002.
Cincuenta y nueve peregrinos hindúes murieron en este incendio, aparentemente accidental, que desató los peores disturbios entre hindúes y musulmanes desde 1947.
Al menos 2.000 personas --casi todas musulmanas-- fueron perseguidas, quemadas vivas o asesinadas por hindúes.
El primer ministro local actual, Narendra Modi, del partido nacionalista hindú Bharatiya Janata (Partido del Pueblo Indio, BJP) está acusado de haber permitido deliberadamente que degeneraran estos episodios violentos
interconfesionales.
Su gobierno tampoco apoyó la tesis del incendio accidental del tren, defendida por una comisión de investigación privada.
Siete años después "nos toman como blanco, nos humillan, nos califican de terroristas e incluso nos meten en la cárcel sin juicio", fustiga Bano.
En 1992, nueve años antes de estos disturbios de Gujarat, ya hubo una oleada de violencia después de que miles de fanáticos hindúes destruyeran una mezquita del siglo XVI en Ayodhya (norte), en el presunto emplazamiento de un templo hindú.
Y 2.000 personas murieron en 1993 en enfrentamientos entre la mayoría hindú (80,5%) y la minoría musulmana (13,5%).
El BJP, que quiere volver a recuperar el poder en Nueva Delhi, prometió construir un templo hindú en Ayodhya y algunos de sus candidatos pronunciaron durante la campaña discursos antimusulmanes.
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