El flujo de viajeros estadounidenses va a crecer y es probable que baje el precio del pasaje de avión a Cuba, que ronda actualmente los 400 dólares.
La relajación en EE.UU. de las restricciones de viaje a Cuba dinamizarán las visitas de estadounidenses a la isla y tendrá un "impacto muy positivo" en las relaciones bilaterales, según agencias de viaje y un experto.
"Me parece absolutamente positivo" los pasos que ha dado Estados Unidos para facilitar los viajes a Cuba, aseguró a Efe Yuleika Pérez, directora de Tocororo Travel, una agencia de Miami especializada en viajes a la isla que ofrece también servicio de envíos por vía aérea.
Pérez celebró que a partir de hoy los estadounidenses que quieran viajar a Cuba no necesiten obtener primero una licencia especial del Gobierno, si su caso figura en la lista de doce categorías para viajes a la isla.
Medidas como estas, en ese sentido, servirán para aumentar la "presencia de estadounidenses en la isla" e impulsar la inversión en un país "deteriorado y abatido por decisiones políticas", apostilló la cubana.
Se refirió también a los farragosos trámites burocráticos con que lidian actualmente las agencias y los viajeros y mencionó uno de los puntos que más mortifica a los cubano-estadounidenses que planean viajar a la isla caribeña: el alto precio de los visados, entre 85 y 100 dólares, si no cuentan con pasaporte cubano.
"Los estadounidenses comentan que las visas son caras y se quejan continuamente de su precio", precisó Pérez, quien reconoció que todavía es pronto para valorar el alcance real de estas medidas de "apertura".
En esa línea, expresó lo molesto que resulta para los profesionales de agencias de viaje la obligación de advertir a los ciudadanos estadounidenses que, "si no viajan a la isla por razones de índole familiar, no pueden hacer turismo".
Otra de las quejas habituales del estadounidense que viaja a Cuba es que "no entiende por qué no puede hacerlo como turista, hospedarse por su cuenta en un hotel o recorrer la isla de punta a punta", en vez de tener que contratar un "paquete rígido" de viaje.
"La verdad es que los americanos saben que no van a ver Nueva York, sino un país deteriorado totalmente", puntualizó la directora de Tocororo Travel.
Pero apuntó que todavía resulta muy precipitado emitir una opinión concluyente y que convendría sondear además cómo afectarán estas nuevas normas a los vuelos chárter, dado que "todavía no hay una posibilidad abierta de hacer turismo en Cuba" para los estadounidenses, continuó Pérez.
"Como dueño de agencia de viajes creo que las nuevas reglas me van a afectar para bien, de forma positiva, ya que van a aumentar los viajes a Cuba", dijo a Efe Jorge Fernández, propietario de la Agencia De Viaje, ubicada en Hialeah, ciudad aledaña a Miami y de amplia mayoría cubana.
Si bien los estadounidenses están hoy mucho más cerca de planear sus vacaciones en las bellas playas cubanas, Fernández coincidió con Pérez en que aún están por ver los resultados de estas medidas que entraron hoy en vigor.
"Sinceramente, cuanto más se amplíen las facilidades para viajar a Cuba, mejor para mí. Eso es lo que te puede decir", manifestó el cubano, quien comentó que, de todas las maneras, los cubanos y cubano-estadounidenses ya están viajando "cuando quieren y como quieren a la isla".
El flujo de viajeros estadounidenses va a crecer y es probable que baje el precio del billete de avión a Cuba, que ronda actualmente los 400 dólares. "El interés del cubano es que baje el precio del billete, sin duda", agregó.
En opinión del economista Jorge Salazar Carrillo, experto de la organización Havana Consulting Group de Miami, la flexibilización en EE.UU. de viajes a Cuba duplicará el número de visitantes estadounidenses a la isla, que podría pasar de 70.000 u 80.000 visitantes anuales al doble.
No obstante, manifestó a Efe que estas nuevas medidas no tendrán un impacto directo sobre la ruinosa economía cubana, obligada, resaltó, a importar prácticamente el 80 % de los productos que consumen los turistas en Cuba.
Pero está claro que el condado de Miami-Dade, en el sureste de Florida, con una población cubano-estadounidense cercana al 46 % se convertirá, aseguró Salazar, en el "centro de toda la actividad" orientada hacia la isla caribeña.
EFE
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