Lu Yueting declaró que ´estaba insatisfecho con su salario y no se llevaba bien con algunos compañeros, por lo que decidió vengarse´.
Según la agencia oficial Xinhua, el envenenador confeso, de 36 años y llamado Lu Yueting, fue detenido por la policía esta semana, y según declaró en la comisaría "estaba insatisfecho con su salario y no se llevaba bien con algunos compañeros, por lo que decidió vengarse".
La policía también ha encontrado jeringas utilizadas por Lu para inyectar sustancias tóxicas -no detalladas en la nota oficial- en los raviolis congelados.
En enero de 2008, 10 personas en Japón cayeron enfermas tras consumir este alimento procedente de China, lo que causó una ola de pánico entre los consumidores nipones, ya que hasta 3.000 personas dijeron sentir síntomas de intoxicación.
El tema causó fricciones comerciales entre Japón y China aquel año, y fuertes críticas hacia la seguridad alimentaria en los productos made in China, que en esa época también protagonizaron escándalos similares en Occidente.
A consecuencia del caso, la fábrica china de la que procedían los raviolis congelados, en la provincia norteña de Hebei, fue investigada por las autoridades chinas y japonesas, aunque en aquel entonces no se encontró el origen de la intoxicación.
Algunas teorías vertidas entonces por la prensa de ambos países ya apuntaban a que podía tratarse de un envenenamiento deliberado, aunque los motivos de esta acción no estaban claros e incluso hubo quien teorizó que se había hecho desde Japón para aumentar el desprestigio de los productos chinos.
Los raviolis, llamados "jiaozi" en China son un alimento muy popular en el norte del país, donde es tradición que las familias los elaboren y cocinen en invierno, durante los días cercanos al Año Nuevo chino.
En las últimas décadas, los jiaozi han perdido en gran parte su condición de alimento festivo y se han convertido en la estrella de la sección de congelados de los supermercados chinos.
-EFE
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