Las serpientes son temidas por sus potentes venenos que las convierte en depredadores mortales. Sin embargo, algunas como las cobras o las serpientes de cascabel tienen mucho más veneno del que aparentemente necesitan.
(Agencia N+1 / Beatriz de Vera). Que algunas serpientes sean mucho más letales que otras es un enigma que ha desconcertado a los científicos durante años. Ahora, el misterio ha sido finalmente resuelto por investigadores británicos e irlandeses: la potencia y el tipo de veneno de cada especie depende estrechamente de su dieta y de su entorno.
Las serpientes son temidas por sus potentes venenos que las convierte en depredadores mortales. Sin embargo, algunas como las cobras o las serpientes de cascabel tienen mucho más veneno del que aparentemente necesitan: en una sola reserva, tienen el potencial de matar a miles de animales de presa y varios humanos adultos. Pero no todas las serpientes venenosas son tan peligrosas.
Por ejemplo, la marina serpiente de mármol tiene solo una pequeña cantidad de veneno muy débil, por lo que es inofensiva para los animales relativamente grandes, como los humanos. Por qué los venenos varían tanto en su capacidad para matar o incapacitar a posibles presas animales, ha intrigado a la ciencia durante mucho tiempo, y se han sugerido varias explicaciones.
El nuevo estudio, publicado en Ecology Letters, abordó este enigma comparando los registros de potencia y cantidad de veneno de más de 100 especies de serpientes venenosas que habitan dede los árboles de África hasta especies los océanos. El equipo encontró pruebas sólidas de que los venenos han evolucionado para ser más potentes contra los animales que están estrechamente relacionados con las especies que esta come normalmente.
Fruto de la evolución
Según Kevin Healy, profesor de zoología en la Universidad Nacional de Irlanda en Galway, "estos resultados tienen sentido desde un punto de vista evolutivo, ya que esperamos que la evolución haya dado forma a los venenos para que sean más eficientes en matar a los animales presa, ya que son a menudo el objetivo del veneno. No encontrarás muchos ratones en el mar, así que no esperaríamos que una serpiente marina produzca veneno que sea más efectivo para matar ratones que peces".
La investigación también mostró que la cantidad de veneno que tiene una serpiente depende tanto de su tamaño como del entorno en el que vive: "Las grandes especies terrestres tienen la mayor cantidad de veneno, mientras que los árboles más pequeños habitan o las especies acuáticas tuvieron la menor importancia", explica Andrew Jackson, del Trinity College de Dublín (Irlanda).
Más beneficios
Los resultados del estudio también tienen potencial para ayudarnos a combatir el veneno cuando muerden a humanos. "Las mordeduras de serpientes son una preocupación importante para la salud en todo el mundo, con 2,7 millones de casos cada año", indica Chris Carbone, del Instituto de Zoología de la Sociedad Zoológica de Londres (Reino Unido). "Comprender cómo evoluciona el veneno puede ayudarnos a identificar mejor los riesgos para los humanos de diferentes grupos de serpientes, y también potencialmente de otros animales venenosos como arañas, escorpiones, ciempiés y medusas".
El estudio puede ayudar a los investigadores a predecir la potencia de los venenos en especies que aún no se han probado, e incluso a identificar aplicaciones potencialmente útiles relacionadas con la atención médica. "Al usar datos ecológicos y evolutivos para las especies disponibles, podemos utilizar nuestro enfoque como una herramienta para identificar otras especies que pueden tener propiedades en sus venenos que son útiles para fines biomédicos, como el desarrollo de fármacos", concluye Healy.
Esta noticia ha sido publicada originalmente en N+1, ciencia que suma.
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