Según la ONU, una de cada cuatro personas ni siquiera tienen luz eléctrica. Dos millones de habitantes mueren al año víctimas de la quema de combustibles sólidos.
El estudio, elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), resalta las enormes dificultades que afrontan los países en desarrollo en materia energética, además del impacto en la salud y el medioambiente de prácticas como la quema de leña o carbón en los hogares más pobres del mundo.
El acceso a fuentes de energía modernas como el gas, el petróleo o la electricidad varía según el país, aunque en general las carencias en esta materia se concentran en los países en desarrollo más pobres y, particularmente, en el África subsahariana.
El director de Política de Desarrollo del PNUD, Olav Kjorven, resaltó que la universalización del acceso a la electricidad y a las fuentes de energía moderna tiene que formar parte del futuro acuerdo global para combatir el cambio climático que se negociará el mes que viene en la cumbre de Copenhague.
El 74 por ciento de los subsaharianos, el equivalente a unos 560 millones de personas, vive sin luz eléctrica en sus hogares y 625 millones dependen de la leña o el carbón para cocinar o combatir el frío, según el PNUD.
En cambio, en regiones pobres más desarrolladas, como el este de Asia y el Pacífico, el acceso a la electricidad está mucho más extendido, aunque 1.100 millones de personas aún deben recurrir a combustibles primitivos para encender los fogones.
En la gran mayoría de los países latinoamericanos y del Caribe la proporción de gente que vive sin electricidad se ha reducido hasta ser inferior al 25%, con la excepción de Haití, Honduras y Nicaragua.
Al problema del acceso a fuentes de energía modernas se agrega que buena parte de esos hogares cuentan con cocinas rudimentarias, que suelen ser poco eficientes y causan gran cantidad de humo.
Unos dos millones de muertes anuales por enfermedades como neumonía, cáncer de pulmón y otras patologías respiratorias se asocian a la inhalación del humo producido por la quema de combustibles sólidos, asegura el estudio, que advierte de que los más afectados suelen ser niños y mujeres.
El 44% de los fallecidos cada año a causa de estas dolencias son menores de edad, mientras que el 60% de los adultos son mujeres, detalla el informe.
Otro efecto nocivo de la dependencia del carbón y la leña que se debe tener en cuenta es la emisión de gases contaminantes que genera su combustión.
El informe del PNUD alerta que es "indispensable" una mejora en la situación del consumo energético doméstico en los países en desarrollo si se aspira a cumplir la meta de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) fijados por la ONU de reducir a la mitad la pobreza mundial en relación a los niveles de 1990.
EFE
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