Trump recurrió a una maniobra sucia para devolverle el dinero a Cohen, que es lo que hace grave la imputación: utilizar donaciones para una campaña política con fines personales.
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Donald Trump se convertirá mañana en el primer presidente de la historia de Estados Unidos que comparece ante una Corte en calidad de imputado. Es cierto que ha habido otros que lo hubieran merecido, en particular Richard Nixon. Pero renunció en 1974 para merecer el perdón que la Constitución concede el poder de darle a su sucesor, Gerarld Ford. Los hechos que juzgará el Tribunal de Nueva York parecen contundentes porque el principal testigo es quien fuera su abogado, Michael Cohen, quien en algún momento decidió no seguir mintiendo en beneficio de una figura política que lo decepcionó. Cohen ha reconocido haber pagado 130,000 dólares a una actriz porno para que guarde silencio sobre su relación extramatrimonial con el supuesto adalid de los valores morales norteamericanos. Trump recurrió a una maniobra sucia para devolverle el dinero a Cohen, que es lo que hace grave la imputación: utilizar donaciones para una campaña política con fines personales. De impunidad personal. Pero lo peor de esta peripecia judicial es que una mayoría de seguidores del líder republicano sostiene a priori que la justicia es sesgada y que se trata, como lo ha dicho Trump, de “una persecución y una caza de brujas”. Ese relativismo frente a la justicia se parece a lo que sucede en el Perú con el golpe de Estado intentado por Pedro Castillo. Una buena parte de los encuestados afirma a priori que el golpe se hizo contra Castillo. En uno y otro caso nos hallamos ante un grado tan extremo de polarización, que un sector de la sociedad somete a la Justicia a sus intereses políticos. Y peor aún, la verdad resulta relativa o irrelevante. El grado de polarización que se vive en Estados Unidos y en el Perú se traduce en insultos y descalificaciones. La verdad de los hechos, la integridad de los actores y la calidad de sus proyectos dejan de ser tomados en cuenta. Así comienza la larga campaña presidencial del 2024 en Estados unidos. Nosotros ni siquiera sabemos cuándo comenzara la nuestra.
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