El cuerpo gravemente quemado de una mujer fue encontrado en un lugar inaccesible del valle de Isdalen. Su caso ha intrigado Noruega por casi 50 años.
El 29 de noviembre de 1970 inició la intrigante historia de la mujer de Isdal. Los restos de la mujer fueron encontrados en las montañas que rodean Bergen (Noruega). Las autoridades policiales de la época no pudieron dar con su verdadero nombre y poco a poco su caso sin resolver fascinó a Europa. Después de casi 50 años, la investigación de su muerte se ha reabierto para que con las nuevas técnicas forenses se logre determinar su identidad.
La mañana de noviembre de 1970, un profesor y sus dos hijas incursionaban por la zona denominada como el Valle Isladen, enclave conocido por los lugareños como el valle de la muerte debido a varios casos registrados de esquiadores que habían fallecido por accidentes. Es en ese lugar de difícil acceso que encontraron los restos de lo que parece una hoguera.
Cuerpo quemado. "La parte de adelante del cuerpo estaba toda quemada", incluyendo "el rostro y la mayor parte del cabello", dijo a la BBC Carl Halvor Aas, un abogado policial que estuvo entre los primeros funcionarios llamados al lugar. Las quemaduras fueron tan graves que los expertos no pudieron imaginar cómo lucía.
La autopsia arrojó que la mujer murió a causa de una combinación de envenenamiento por monóxido de carbono, y la ingestión de una gran cantidad de pastillas para dormir. También se reveló que su muerte fue probablemente muy dolorosa. "Había partículas de humo en sus pulmones... lo que demuestra que la mujer estaba viva mientras se estaba quemando", contó Tormod Bønes, uno de los investigadores forenses.
Las pistas. Los forenses de la época encontraron un rastro de gasolina en el suelo debajo del cuerpo de la mujer, por lo que las autoridades confirmaron que se usó el combustible para la hoguera. También en el cuerpo de la mujer se encontró una contusión inexplicable en el lado derecho del cuello, que podría haber sido el resultado de un golpe o una caída.
La policía encontró un número de objetos en la escena, incluyendo joyas, un reloj, una sombrilla rota y algunas botellas. Todos estos objetos fueron colocados al lado de su cuerpo. Además todas las etiquetas de las prendas fueron cortadas.
Los únicos rastros. La Policía siguió los rastros y halló una serie de pistas que eran como un callejón sin salida. Primero, encontró dos maletas en el departamento de equipaje de la estación de tren de Bergen. Al igual que los objetos de la hoguera, "todas las etiquetas que pudieron haber identificado a la mujer, su ropa o sus pertenencias habían sido removidas".
Segundo, la mujer se había quedado en varios hoteles en Noruega, usando diferentes alías. Claudia, Vera, Alexia, Elizabeth o Finella son algunos de los nombres con los que se hospedó. Estas nuevas pistas originaron los rumores de que la mujer era una espía.
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