La fórmula adoptada para el debate no permitía exposiciones ni réplicas de más de un minuto. Tampoco hacer pronunciamientos ajenos a las preguntas elaboradas previamente.
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Anoche tuvo lugar el debate entre los candidatos presidenciales ecuatorianos, organizado por la Autoridad Electoral de ese país. Ocho eran los invitados, pero solo participaron siete, puesto que no hubo tiempo para inscribir formalmente al reemplazante del asesinado Fernando Villavicencio. Las elecciones han sido adelantadas por la renuncia del presidente Guillermo Lasso, quien forzó la “muerte cruzada” del Congreso. Durante tres horas se abordaron los principales temas de la agenda pública divididos en cinco capítulos: seguridad ciudadana, régimen económico, política social, democracia y desafíos ambientales. La sombra de dos grandes ausentes planeó sobre el debate: Villavicencio y el expresidente Rafael Correa, condenado por corrupción y prófugo en Bélgica. La fórmula adoptada para el debate no permitía exposiciones ni réplicas de más de un minuto. Tampoco hacer pronunciamientos ajenos a las preguntas elaboradas previamente. Se evitó por eso confrontaciones políticas, con la esperanza no realizada de que los candidatos presentaran propuestas de lo que harían en caso de ser elegidos. La sensación general es que la extrema rigidez de la fórmula impedía poner en evidencia lo que diferencia a los candidatos. La extrema prudencia de las intervenciones no hizo sino acentuar la ausencia de Villavicencio quien había atribuido a Rafael Correa y a la corrupción la responsabilidad sobre el aumento exponencial de la criminalidad. Ecuador es hoy escenario de enfrentamientos entre carteles mexicanos de narcotráfico, que emplean sicarios colombianos. La confianza en la Policía es tan limitada que el presidente Lasso se ha resignado a solicitar la intervención de la Agencia de investigaciones de Estados Unidos, el FBI. 13 millones de ecuatorianos, desde los 16 años, están convocados a decidir el próximo domingo quién debe conducirlos a salir de la crisis económica, climática y sobre todo de seguridad, en la que se encuentran.
Las cosas como son
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