Los periódicos, las radios y los programas de TV repasan con profusión las peticiones hechas por el británico, que actuó en la noche del viernes, en el popular festival del balneario chileno.
Las exigencias del mexicano Luis Miguel y el británico Morrissey para actuar en el Festival de Viña del Mar, en Chile, han causado molestia tanto en la organización como entre el público y se han convertido en la comidilla del certamen.
Los periódicos, las radios y los programas de TV repasan con profusión las peticiones hechas por el británico, que actuó en la noche del viernes en el popular festival del balneario chileno.
Morrissey, que tenía que cerrar la jornada, exigió salir al escenario antes de la 1.00 del sábado tal como estipulaba su contrato y amenazó incluso con no cantar, según relataron los comentaristas del programa matinal de Chilevisión, el canal que organiza el festival.
Esto obligó a cancelar la competencia folclórica, lo que desató la molestia de los nueve miembros del jurado, que en bloque se retiraron del auditorio de la Quinta Vergara.
El exlíder de la desaparecida banda "The Smiths" exigió también que los presentadores no interrumpieran su espectáculo, como habitualmente hacen para entregar los premios concedidos por petición popular, y cuando terminó su concierto se retiró sin aceptar galardón alguno.
Pero el británico ya había dado que hablar entre bambalinas: cuando llegó desde Santiago apenas una hora antes de su espectáculo, todo el personal que trabaja en la Quinta Vergara debía estar encerrado en sus dependencias para que la estrella no se cruzara con ellos.
En otro capítulo de sus excentricidades, el artista pidió cubrir de toallas blancas el baño de su camarín y solicitó que no se sirviera nada de carne en los cócteles, puesto que él es vegetariano.
La actitud de Morrissey sorprendió porque el artista había llegado a Santiago a comienzos de esta semana y en sus salidas del hotel caminó por la calle sin mayor protección y se hizo fotos con sus seguidores.
Pero en Viña del Mar, donde tampoco ofreció la rueda de prensa que los artistas suelen conceder antes de su concierto, Morrissey hizo recordar el lado menos amable de Luis Miguel.
El mexicano pidió tener a su disposición 120 toallas blancas, de las cuales solo utilizó tres, pidió también no toparse con nadie entre bambalinas y exigió reforzar la seguridad en el anfiteatro de la Quinta Vergara.
Tanto él como Morrissey han dado más que hablar por sus excentricidades que por su show musical, a diferenicia de Marc Anthony, que demostró que sí se puede ser famoso, sencillo y caballero.
EFE
Comparte esta noticia