La brasileña Anitta contó a Billboard cómo fue volver a comenzar de cero cuando dejó Brasil para emprender el sueño de convertirse en una artista global.
La cantante brasileña Anitta ha conquistado el mundo con su disco "Versions of me" ("Versiones de mí"), especialmente con su sencillo “Envolver”. Ese era su sueño cuando dejó Brasil, país donde gozaba del mayor éxito, para instalarse en los Estados Unidos. Este sueño comenzó en el 2015, cuando le dijo a su hermano Renan, quien la ha ayudado desde sus inicios, que quería internacionalizarse.
"'¿Por qué? Tendrás que empezar desde abajo y hacer lo mismo que hacías hace seis años. Ya ni siquiera tienes energía’”, le increpó su hermano, según comentó la misma cantante a Billboard.
“Le dije que eso era lo que quería, aunque tenía mucho miedo… Significaba que abandonaría todo lo que había hecho. Sabía que si fallaba, todos en mi país se reirían de mí. Eso es lo que le sucede a todos los que lo intentan y fallan. No quería convertirme en una broma. Quería que sucediera de verdad”, explicó Anitta.
Sin embargo, siete años después, está claro que su plan ha dado resultados, pero el camino no fue fácil. Escalas en México, Miami y los Ángeles, clases de fonética, y otros sacrificios han hecho que una artista brasileña ocupe los primeros lugares de los rankings globales, y sin perder su identidad. Esto gracias, en buena parte “Versions of me”, su reciente disco grabado en inglés, español y, claro está, portugués.
“Siempre llevaré mi cultura… Nunca podría simplemente ir a otro mercado y hacer lo que sea. ¿Cuál sería el propósito: la fama? ¿Dinero? Ya tenía eso, y ese no es el punto para mí”, dejó bien en claro Anitta.
Una apuesta a largo plazo
Cuando decidió cumplir el sueño de hacerse internacional, Anitta era consciente de que debía sacrificar muchas cosas, sobre todo en su país natal, Brasil. No solo estar alejada de su ciudad, Sao Paulo, sino también dejar de figurar en los rankings, ya que estaba apostado por la música urbana, que en Brasil, un mundo muy distinto al resto de América Latina, no ha pegado de la misma manera.
“Estaba acostumbrada a ser la No. 1 [en Brasil] cada vez, y sabía que tan pronto como dejara el país por la mitad del año, no podría volver a ser la No. 1. Perdería exposición y dinero, porque necesitaba cancelar conciertos en casa. Sabía que era un momento de bajar un poco para poder volver a subir con el tiempo” explicó.
También tuvo que luchar contra los ejecutivos de las discográficas, que veían imposible que una artista que habla portugués llegue al público internacional.
Pero Anitta dice que no hay imposibles para ella, era cuestión de arriesgar y “tener cojones” para insistir. “No es fácil ni rápido, especialmente cuando ya estás acostumbrada a que te traten como una estrella en un país y luego vas a otro mercado y te tratan como a un don nadie”.
Ahora, gracias a sus logros, Anitta ha comprobado que no tiene límites. Ha vuelto a ser la primera en Brasil, donde está ayudando a jóvenes artistas, e incluso incentivando a sus seguidores a participar en la vida política.
Sobre el rumbo de su carrera, lo ve bastante abierto: “Me gusta ser una persona diferente cada día… Hoy seré romántica, mañana seré nerd, mañana estaré triste. Eso es lo que creo que es ser Anitta: ser ilimitada”.
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