Consideran que este megaproyecto produciría un impacto económico negativo en las actividades agrícolas e interrumpirá un tramo de la Carretera Interoceánica.
Más de 30 comunidades indígenas agrupadas en la Federación Nativa de Madre de Dios (FENAMAD), región del este de Perú, rechazaron el proyecto de la central de hidroeléctrica de Inambari, a cargo de las empresas brasileñas OAS y Electrobras, informaron hoy medios locales.
Los jefes de las etnias de Boca Inambari señalaron que la ejecución y puesta en funcionamiento de la hidroeléctrica "generará migraciones masivas forzadas de los centros poblados y comunidades indígenas aledañas al área de influencia directa del embalse", según un comunicado citado por la Coordinadora Nacional de Radio (CNR).
Los indígenas de Boca Inambari consideran que este megaproyecto produciría un impacto económico negativo en las actividades agrícolas e interrumpirá un tramo de unos 90 kilómetros de la Carretera Interoceánica, que unirá la costa de Perú en el Pacífico y la de Brasil en el Atlántico.
Además, los nativos suponen que la construcción de la hidroeléctrica de Inambari provocará la deforestación y afectará directamente a las áreas dentro de la zona de amortiguamiento del Parque Nacional Bahuaja Sonene.
Los indígenas de Boca Inambari exigieron que se paralice inmediatamente las actividades para construir la hidroeléctrica y se les consulte sobre el proyecto, tal y como está contemplado en el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
En septiembre de 2009, el diario El Comercio publicó que este millonario proyecto causa recelo por versiones que indican que este beneficiará más a Brasil que a Perú.
El proyecto que se desarrollará en las regiones de Cuzco, Madre de Dios y Puno - en el que el consorcio brasileño prevé invertir 4.000 millones de dólares- también genera polémica debido a las características de su construcción, la cantidad de energía que generará y su proximidad al frágil ecosistema del Bahuaja Sonene.
Asimismo, ha sido criticado porque la construcción del embalse, de unas 41.000 hectáreas, demanda la tala una gran cantidad de bosques tropicales en las inmediaciones del Bahuaja Sonene, mientras que el dique de la hidroeléctrica implicará la modificación de su cauce.
El ministerio del Ambiente calculó que lo costos del impacto del proyecto será de 200 millones de dólares, basado en la captación de carbono por área afectada, aunque el Colegio Nacional de Ingeniero señaló que no se han considerado las áreas por donde pasarán las líneas de transmisión eléctrica hacia Brasil ni la alteración de la biodiversidad.
También, se calcula que unas 8.000 personas que viven en las riberas de los ríos se verían afectadas por esta eventual hidroeléctrica en Inambari, que con sus 2.000 megavatios de energía se convertiría en el quinto más grande de Suramérica.
-EFE
Los jefes de las etnias de Boca Inambari señalaron que la ejecución y puesta en funcionamiento de la hidroeléctrica "generará migraciones masivas forzadas de los centros poblados y comunidades indígenas aledañas al área de influencia directa del embalse", según un comunicado citado por la Coordinadora Nacional de Radio (CNR).
Los indígenas de Boca Inambari consideran que este megaproyecto produciría un impacto económico negativo en las actividades agrícolas e interrumpirá un tramo de unos 90 kilómetros de la Carretera Interoceánica, que unirá la costa de Perú en el Pacífico y la de Brasil en el Atlántico.
Además, los nativos suponen que la construcción de la hidroeléctrica de Inambari provocará la deforestación y afectará directamente a las áreas dentro de la zona de amortiguamiento del Parque Nacional Bahuaja Sonene.
Los indígenas de Boca Inambari exigieron que se paralice inmediatamente las actividades para construir la hidroeléctrica y se les consulte sobre el proyecto, tal y como está contemplado en el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
En septiembre de 2009, el diario El Comercio publicó que este millonario proyecto causa recelo por versiones que indican que este beneficiará más a Brasil que a Perú.
El proyecto que se desarrollará en las regiones de Cuzco, Madre de Dios y Puno - en el que el consorcio brasileño prevé invertir 4.000 millones de dólares- también genera polémica debido a las características de su construcción, la cantidad de energía que generará y su proximidad al frágil ecosistema del Bahuaja Sonene.
Asimismo, ha sido criticado porque la construcción del embalse, de unas 41.000 hectáreas, demanda la tala una gran cantidad de bosques tropicales en las inmediaciones del Bahuaja Sonene, mientras que el dique de la hidroeléctrica implicará la modificación de su cauce.
El ministerio del Ambiente calculó que lo costos del impacto del proyecto será de 200 millones de dólares, basado en la captación de carbono por área afectada, aunque el Colegio Nacional de Ingeniero señaló que no se han considerado las áreas por donde pasarán las líneas de transmisión eléctrica hacia Brasil ni la alteración de la biodiversidad.
También, se calcula que unas 8.000 personas que viven en las riberas de los ríos se verían afectadas por esta eventual hidroeléctrica en Inambari, que con sus 2.000 megavatios de energía se convertiría en el quinto más grande de Suramérica.
-EFE
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