El economista Roberto Abusada advierte sobre los riesgos de que nuestro país vuelva a tomar el camino a ser un “país fallido”, como ya vivimos en 1990. Según su análisis, cuatro años después, lo que tenemos es un Congreso “peor que el que fue clausurado y un gobierno sin apoyo parlamentario, sumergido nuevamente en la confrontación y el populismo”.
Escucha el canal de podcast de Las cosas como son en RPP Player.
El economista Roberto Abusada advierte en El Comercio sobre los riesgos de que nuestro país vuelva a tomar el camino a ser un “país fallido”, como ya vivimos en 1990. Precisa que la situación actual tiene su origen en la elección del 2016 “cuando el gobierno y la oposición fallaron miserablemente en acordar un mínimo de cooperación”. Según Abusada, cuatro años después, lo que tenemos es un Congreso “peor que el que fue clausurado y un gobierno sin apoyo parlamentario, sumergido nuevamente en la confrontación y el populismo”. Consciente de que en menos de ocho meses Sagasti no podrá restablecer ni la economía ni la estabilidad institucional, Abusada sostiene que lo que sí puede hacer es “evitar que las fuerzas antisistema, que han olido la debilidad de su gobierno desbarranquen el país al abismo”. Su artículo destaca dos tareas urgentes: 1) Tomar medidas para evitar el deterioro de la calificación de la deuda pública, que este año se elevará por encima del 27% del PBI. 2) Prestar atención a la situación del desempleo, porque la reactivación no viene siendo acompañada por la creación de empleos formales. Abusada lamenta que los empresarios no hayan sabido convencer sobre las ventajas de la derogada ley de promoción agraria, ni favorecido que “el impuesto a la renta de ese sector subiese gradualmente hasta igualarse con el resto”. Su artículo concluye pidiendo no subestimar lo rápido que puede llevarnos al desastre la conjunción de tres elementos: gobierno débil, congreso populista y proceso electoral con mucha incertidumbre.
El apresuramiento, la falta de visión de país, el facilismo populista y las agendas ocultas enturbian muchas de las iniciativas del Congreso. La súbita derogatoria de la ley de promoción agraria es un ejemplo clásico de cómo no se debe legislar. La llamada ley ONP es sin duda un caso emblemático de ley para obtener el aplauso fácil, sin tomar en cuenta la evidencia de inconstitucionalidad. Los congresistas invocan con facilidad lo que el pueblo demanda, pero ya no estarán en funciones cuando haya que buscar laboriosamente soluciones para restablecer la intagibilidad constitucional de los fondos de jubilaciones y el principio de solidaridad entre generaciones. Lo mismo puede suceder con el proyecto de convertir en funcionarios nombrados a más de 320,000 trabajadores que actualmente se hallan bajo el llamado régimen CAS. Es verdad que ese régimen incurre en la vieja tendencia a convertir en permanentes soluciones provisionales. Pero disponer del dinero público sin establecer prioridades ni respetar equilibrios es un abuso del poder dado a legisladores improvisados.
Algunas buenas noticias nos vienen del fútbol, porque el comportamiento de los jugadores tiene un impacto global. Lo vemos en la lucha contra el racismo. Las expresiones ofensivas de un árbitro contra un jugador de origen africano han causado reacciones inmediatas. El PSG de Neymar y M’Bappé retomó un gesto surgido en Estados Unidos para proclamar que todos los seres humanos valemos igual, porque el color de la piel no define jerarquías. Y Antoine Greizman, del Barcelona, rompió su contrato con la empresa china Huawei para denunciar su creación de dispositivos digitales para que se reconozca facialmente en China a miembros de la perseguida minoría uigur.
Si faltaran pruebas de la diversidad de que está hecho nuestro país, bastaría con asistir hoy, mañana o pasado a la Feria Naturaleza Creativa, que organiza la Municipalidad de Miraflores en la avenida Jorge Chávez. Los habitantes de Lima pueden observar al aire libre la obra de artistas y diseñadores, junto a una selección de piezas artesanales que desde hace 14 años lleva el bello nombre quechua de Ruraq Maki, Hecho a mano.
Las cosas como son