Por más de cuatro días, los fieles bailan en la ciudad de Moho considerada como el Jardín del Altiplano.





Durante los días 13, 14 y 15 de setiembre de cada año, en la ciudad puneña de Moho considerada como el Jardín del Altiplano, se celebra la fiesta patronal en honor al Señor de la Exaltación.
Los participantes de la festividad patronal ensayan con anticipación los pasos de las danzas que escenificarán en esa localidad aymara y que se ubica en los alrededores del lago Titicaca y de Bolivia.
A la actividad acuden nativos residentes en otras ciudades como Arequipa, Lima y Juliaca.
Los danzarines de las diversas comparsas, como las morenadas, previamente realizan una fiesta de recepción en la ciudad de Juliaca.
Si hace décadas, los integrantes de las agrupaciones contrataban camiones para trasladarse desde Juliaca hacia Moho con un día de anticipación, ahora el viaje solo dura entre una hora y media a dos, considerando el asfaltado de la carretera hacia esa localidad.
La víspera
Durante las primeras horas del 13 de setiembre, considerada como víspera de la celebración religiosa, los fieles e integrantes de los conjuntos dancísticos se trasladan hasta el cerro Calvario en donde se realizan las albas.
Luego, el sonido de las bandas de músicos y de los petardos lanzados al cielo despierta a la población de Moho, anunciando el inicio de la festividad en honor al Tatito Exaltación.
Posteriormente, los danzarines con sus atuendos se agrupan y bailan por los alrededores de la Plaza de Armas y visitan a la santa imagen en el templo San Pedro de Moho.
En horas de la noche, cada agrupación coloca estrados en los alrededores de la Plaza de Armas donde se presentan artistas de folclor peruano que son contratados por los presidentes o pasantes de cada conjunto folclórico. Luego, se procede a la quema de los castillos.
La fiesta
El 14 de setiembre los tenientes colocan altares en las cuatro esquinas de la Plaza de Armas, donde se realizan las tinqas, que es una especie de ofrenda a la Madre Tierra. Los tenientes y sus esposas colocan flores de un clavel rojo en sus sombreros, beben alcohol y pojchan la coca, considerada como la hoja sagrada.
Mientras tanto, el alferado, acompañantes y fieles a la santa imagen participan de la celebración religiosa, para luego participar de la procesión del Señor de la Exaltación.
Al día siguiente, la gente baila la tradicional melodía del torero y se trasladada al ruedo, donde se realiza la corrida de toros en local donado por la familia Machicao.
Su gastronomía
Sin duda alguna, el chicharrón de Moho es muy solicitado en la fiesta por los participantes de la celebración, pues su sabor es tan exquisito que un solo plato es insuficiente para dejar satisfecho el paladar y la barriga.
El chairo y el fricasé son otros potajes que también se degustan en esa ciudad aymara que se rinde a los pies de su santo patrono, el Señor de la Exaltación cada 14 de setiembre.
Por: Paty Condori Huanca
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