El paciente trabajo de Ángela Blanca Flor Fernández Cruzado para enseñar a prevenir enfermedades.
Magmapampa es un caserío ubicado en la parte más alta de la región Lambayeque donde uno tiene la sensación de poder agarrar el queso blanco que está suspendido en el manto azul del firmamento y que alumbra las noches frías del ande lambayequecano.
El caserío Magmapampa, que pertenece al distrito quechua de Cañaris, es el más aislado y disgregado de la región lambayecana por su peculiar y feroz geografía. Sus pobladores, todos de habla quechua, son muy celosos en lo referente a todo tipo de contacto con personas desconocidas.
Y ese celo es más marcado en las mujeres que rechazan o no dejan que un foráneo se acerque a sus casas, pues ellas son en la práctica, las que conducen los hogares debido a que sus esposos, se desplazan hacia Jaén, Ferreñafe, Chepén o al valle lambayecano a trabajar en las labores de la campaña arrocera, ausencias que duran varios meses.
Y es con este celo, con el que siempre se han chocado los trabajadores del sector Salud, cuando han querido llegar hacia los integrantes de las familias quechuas con cuanta campaña se programe. Muchos no tienen éxito y se retiran de los hogares sin haber vacunado a los niños o mujeres presentes.
La fuerza de la nariz roja
Cuando la secigrista en enfermería Ángela Blanca Flor Fernández Cruzado llegó a inicios de este año a realizar sus prácticas en la posta médica de Magmapampa, sintió en carne propia el tácito rechazo de las madres quechuas, quienes con sus actos "olímpicamente" ignoran al foráneo.
La joven enfermera, con un espíritu lleno de dinamismo y contagiante alegría, se propuso llegar a los hogares quechuas de este lejano caserío, usando lo que siempre le ha gustado hacer desde el colegio y las aulas universitarias: el teatro de la risa.
Se armó de valor, se puso la tradicional nariz roja que caracteriza a los payasistos, y se llenó de abundante munición para romper el hielo de la indiferencia y se lanzó a conquistar los corazones.
Yuraktukto o "Blanca Flor" es la enfermera del puesto de salud de Magmapampa y para esta comunidad quechua se ha convertido en un personaje muy especial, porque utiliza el teatro y las técnicas de Clown para sus sesiones de aprendizaje.
Con el poder de la nariz roja ha enseñado a los miembros de estos caseríos, respecto a la prevención de enfermedades en una zona considerada de extrema pobreza, hasta donde lamentablemente la mayoría de profesionales de la salud no quieren ir a trabajar. Por su lejanía, por el clima extremo que hay, por la barrera lingüística, pues el 100% de la población es de habla quechua.
Una nariz en un gran corto
Y esta experiencia que realizaba esta joven enfermera llegó a oídos de cineastas lambayecanos, quienes se armaron de valor y fueron, como decía Jorge Chávez, arriba, siempre arriba, hasta llegar, no a las estrellas, sino a Magmapampa, donde filmaron el quehacer de “Yuraktukto”, nombre quechua que significa Blanca Flor, que son justos el segundo y tercer nombre la protagonista.
Y “Yuraktukto” es el corto documental producido por Gisella Burga que desde el 14 de noviembre está en competencia en el IX Festival Internacional de Cortometrajes 2012. Este corto de 60 minutos participa en representación de Chiclayo junto a otras 9 filmaciones
Yuraktukto aceptó el reto y de hecho que cuando terminen sus prácticas, el poder de la nariz roja seguirá muy presente en cada hogar, pues las madres han aprendido a través del juego de la importancia de prevenir las enfermedades.
Por Juan César Cabrejos
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