Los pueblos originarios recibieron al papa Francisco con los brazos abiertos. El sumo pontífice se reunió con las comunidades indígenas, peregrinos, niños y ancianos en Puerto Maldonado.
“Lo primero que me gustaría transmitirles, y lo quiero hacer con fuerza, es: esta no es un tierra huérfana, es la tierra de la Madre”. Así se refirió el papa Francisco a la región que esta mañana visitó en su primer día de actividades oficiales en el Perú. El sumo pontífice se reunió con los pueblos nativos, aislados, niños y ancianos.
En su visita a los niños y los jóvenes del Hogar El Principito de Puerto Maldonado, recordó que los niños son el “tesoros más preciado”. Pidió a los jóvenes de pueblo originarios que preserven su cultura tradicional porque el mundo los necesita “tal y como son”.
Para Francisco, la presencia de pueblos amazónicos como los Harakbut, Esse-ejas, Matsiguenkas, le permitió ver de cerca “el reflejo de esta tierra. Un rostro plural, de una variedad infinita y de una enorme riqueza biológica, cultural y espiritual”.
El papa Francisco llegó ayer poco antes de las 5:00 p.m., tras lo cual se dirigió en un automóvil a la esquina de las avenidas Brasil y del Ejército, en Magdalena, donde en una pequeña ceremonia bendijo la imagen del Inmaculado Corazón de María. Acto seguido, abordó el papamóvil para recorrer la avenida Brasil, Guzmán Blanco y Salaverry rumbo a la Nunciatura Apostólica. La comitiva papal estuvo acompañada por miles de personas, que con globos, banderas, pancartas y bailes celebraron el paso del sumo pontífice. Pese a que no estaba programado, el papa Francisco -emocionado por tan caluroso recibimiento- dirigió unas palabras a las personas en los exteriores de la Nunciatura Apostólica y compartió un rezo a la Virgen María.