Esa biomasa podría estar formada por madera, restos de la planta del maíz y otros tipos de vegetales, el cual puede proteger el aire y el ambiente.
Ingenieros estadounidenses anunciaron hoy que crearon un método para producir combustible para aviones a reacción a partir de derivados de la biomasa.
Esa biomasa podría estar formada por madera, restos de la planta del maíz y otros tipos de vegetales.
En un informe publicado por la revista Science, los ingenieros de la Universidad Wisconsin-Madison, indicaron que es un proceso, ambientalmente amistoso, que convierte gamma-valerolactone (GVL) en un equivalente químico del combustible que utilizan los aviones a reacción.
Según el informe, se trata de un "procedimiento simple que preserva alrededor del 95 por ciento de la energía de la bíomasa original, necesita poco hidrógeno y, bajo presión, captura el dióxido de carbono".
James Dumesic, profesor de ingeniería química y biológica, afirmó en el informe que el método explota la tendencia del azúcar a degradarse y separarse en ácido levulínico y ácido fórmico, dos productos imposibles hasta ahora de convertir en combustible de alta energía.
"En vez de tratar de impedir esa degradación, precisamente usamos ambos ácidos para ver qué podíamos hacer con ellos", indicó.
Dumesic agregó que en presencia de catalizadores metálicos ambos reaccionan y forman GVL, una sustancia que después es convertida en combustible para aviones mediante otros catalizadores "estables y baratos".
"Realmente es muy simple", manifestó Jesse Bond, ingeniero de la universidad e integrante del equipo que realizó la investigación.
"Podemos realizar estas dos etapas de catalización así como las separaciones en serie con equipos básicos. Mediante un procesamiento mínimo, podemos producir un torrente de combustible, así como dióxido de carbono bastante puro", agregó.
El único problema para la producción de este combustible renovable es su costo, reconoció.
"El cuello de botella para tener este combustible cuando se le necesite es la disponibilidad de GVL barato. Una vez que sea asequible en función de costos, ésta será una excelente forma de convertir (la biomasa) en combustible para aviones a reacción", manifestó.
Hace dos semanas, la revista Plant Biotechnology Journal difundió otro estudio sobre producción de etanol a partir de biomasa formada por cáscaras de frutas, sobre todo de naranjas, y papeles de diario.
Ese tipo de combustible que usarían los vehículos del futuro es más limpio que el etanol derivado del maíz, el cual es más contaminante que la gasolina, aseguró el estudio realizado por Henry Daniell, científico de la Universidad Central de Florida.
Su uso marcaría "un punto de inflexión después del cual los vehículos podrían usar este tipo de combustible de manera habitual para proteger el aire y el ambiente de futuras generaciones", indicó Daniell.
La técnica, desarrollada con la financiación del departamento de Agricultura de EE.UU., utiliza una combinación de enzimas para transformar las cáscaras de naranja y otros materiales de desecho en azúcar, que es fermentado para su conversión en etanol.
Ese etanol, según el informe del estudio, produce menos gases invernadero que la gasolina o la electricidad.
EFE
Esa biomasa podría estar formada por madera, restos de la planta del maíz y otros tipos de vegetales.
En un informe publicado por la revista Science, los ingenieros de la Universidad Wisconsin-Madison, indicaron que es un proceso, ambientalmente amistoso, que convierte gamma-valerolactone (GVL) en un equivalente químico del combustible que utilizan los aviones a reacción.
Según el informe, se trata de un "procedimiento simple que preserva alrededor del 95 por ciento de la energía de la bíomasa original, necesita poco hidrógeno y, bajo presión, captura el dióxido de carbono".
James Dumesic, profesor de ingeniería química y biológica, afirmó en el informe que el método explota la tendencia del azúcar a degradarse y separarse en ácido levulínico y ácido fórmico, dos productos imposibles hasta ahora de convertir en combustible de alta energía.
"En vez de tratar de impedir esa degradación, precisamente usamos ambos ácidos para ver qué podíamos hacer con ellos", indicó.
Dumesic agregó que en presencia de catalizadores metálicos ambos reaccionan y forman GVL, una sustancia que después es convertida en combustible para aviones mediante otros catalizadores "estables y baratos".
"Realmente es muy simple", manifestó Jesse Bond, ingeniero de la universidad e integrante del equipo que realizó la investigación.
"Podemos realizar estas dos etapas de catalización así como las separaciones en serie con equipos básicos. Mediante un procesamiento mínimo, podemos producir un torrente de combustible, así como dióxido de carbono bastante puro", agregó.
El único problema para la producción de este combustible renovable es su costo, reconoció.
"El cuello de botella para tener este combustible cuando se le necesite es la disponibilidad de GVL barato. Una vez que sea asequible en función de costos, ésta será una excelente forma de convertir (la biomasa) en combustible para aviones a reacción", manifestó.
Hace dos semanas, la revista Plant Biotechnology Journal difundió otro estudio sobre producción de etanol a partir de biomasa formada por cáscaras de frutas, sobre todo de naranjas, y papeles de diario.
Ese tipo de combustible que usarían los vehículos del futuro es más limpio que el etanol derivado del maíz, el cual es más contaminante que la gasolina, aseguró el estudio realizado por Henry Daniell, científico de la Universidad Central de Florida.
Su uso marcaría "un punto de inflexión después del cual los vehículos podrían usar este tipo de combustible de manera habitual para proteger el aire y el ambiente de futuras generaciones", indicó Daniell.
La técnica, desarrollada con la financiación del departamento de Agricultura de EE.UU., utiliza una combinación de enzimas para transformar las cáscaras de naranja y otros materiales de desecho en azúcar, que es fermentado para su conversión en etanol.
Ese etanol, según el informe del estudio, produce menos gases invernadero que la gasolina o la electricidad.
EFE
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