NIUSGEEK tuvo a prueba al Redmi Note 8 Pro, uno de los smartphones más valorados por los usuarios en 2019 y que ha levantado la valla en el sector de la gama media consistentemente.
Probar un equipo de gama media es un reto para los reseñadores. Ya sea porque casi siempre es un equipo que no está a la altura del smartphone personal – me consta que casi todos los periodistas de tecnología que conozco llevan un dispositivo de gama alta en el bolsillo -, o porque en este segmento la fanaticada es más cruel con las opiniones divergentes, pues el mercado más importante de telefonía es también el que más expectativas genera en términos “calidad/precio”. Por eso, cuando probamos un teléfono en esta categoría, establecemos criterios finos sobre qué va a esperar el usuario, qué no debería pedir y si realmente es el equipo que necesita. En esos tres puntos, el Redmi Note 8 Pro es bastante claro. En esta reseña de NIUSGEEK, compartimos nuestras impresiones de este equipo.
Aquí te dejamos sus especificaciones para referencia:
Un diseño que no se diferencia a primera vista
No podíamos esperar menos de una tendencia fuerte impuesta por los constructores asiáticos: espaldas de vidrio que exhiben distintos tonos de luz, espalda ligeramente curvada para mejorar el agarre y un notch en forma de agua. Casi como cualquier otro smartphone del 2019, el Redmi Note 8 Pro nos muestra cubiertas de Gorilla Glass 5 y bordes de plástico, además de un puerto para audífonos y una entrada USB-C. Sin embargo, cuando lo observamos más de cerca, toma algo de distancia.
En la parte superior Xiaomi mantiene una de las grandes tradiciones del equipo: un emisor de infrarrojos. Podemos usar la aplicación Mi Remote para controlar los periféricos que sean compatibles con este protocolo.
En la parte trasera, justo debajo del triple arreglo de cámaras, Xiaomi decide poner el sensor de huellas dactilares. Debido a la presencia de tanto hardware ahí, el equipo tambalea un poco sobre la mesa. Mi unidad de prueba cedida por Xiaomi vino sin cover, así que no puedo garantizar que el uso de éste pueda reducir ese desajuste.
El equipo se siente muy bien al agarre, y la distancia de los botones ayuda mucho. Lo que sí me ha parecido una molestia es la forma y la ubicación del sensor de huellas, casi del mismo diámetro y distancia que los lentes. Casi siempre terminaba pasando el dedo sobre el lente de abajo.
Eso sí, los bordes de esta versión son un poco más angostos que el promedio de smartphones en la categoría, y eso permite que el panel se luzca mucho.
Un panel que no encanta
Aquí descansa, en base a mi experiencia de uso, el lado más débil del equipo. Y la debilidad se extiende a puntos muy concretos con este panel IPS. Para empezar, la sensibilidad a los toques con los bordes delgados es mayor que en otros equipos, y varias veces he dado algunos golpes involuntarios.
Por otro lado, me pareció algo extraña la definición de la pantalla cuando veía algo en YouTube o Netflix. Casi siempre, y pese a tener el 1080p siempre activo, por momentos la reproducción de videos en 30 fps me parecía carente de detalles, mientras que las de 50 0 60 funcionaban sin problemas. Por instantes, las reproducciones a 30 me parecían faltos de profundidad.
La luminosidad anda bien, pero no es extraordinaria – 500 nits -. Afortunadamente tenemos una buena gama de colores en pantalla, pero no encontraremos compatibilidad con formatos más impactantes en video.
Los tonos mínimos en la noche eran un poco más fuertes, frente a paneles como el del P30 Lite, por ejemplo. No es el mejor panel del año, sin duda. Cumple y va bien a la respuesta táctil, pero tiene sus puntos flojos.
MIUI 11 y la mantequilla necesaria
Sí, este equipo ya cuenta con la versión de MUI 11 actualizada – de hecho, llegó durante mi prueba – y la diferencia en rendimiento sobre Android 9 se nota. El equipo ya no se atora tanto.
Hablamos de una interfaz muy tradicional en Xiaomi, con las apps apiladas en el escritorio y gestos bien definidos para la navegación. La multitarea es eficiente y clara, y la navegación no se entorpece por barridos adicionales. Revisa el apartado de software en este enlace.
Lo que debo agradecer de Xiaomi es la correcta ejecución de “Game Turbo” Cuando inicias cualquier juego – en mi caso Airline Commander y Pokémon GO son los que siempre instalo - el modo de juegos se activa para ofrecer algunas ventajas al jugador, como tener accesos pop up a WhatsApp sin interrumpir el juego y darle boost a la experiencia sin sobrecalentar el equipo.
En términos generales, la experiencia de MIUI 11 es tremenda, fluida y muy completa. Frente a otras experiencias de uso, MIUI aprendió a adaptarse rápidamente a Android en línea gráfica y opciones para el usuario.
Un sistema de cámaras que cumple y se supera
SI bien un número no nos da detalles concluyentes, los 64 MP del Redmi Note 8 Pro optimizan los recursos sin problemas. Estamos ante un combo de cámaras con algunos ases bajo la manga:
Para empezar, el manejo del HDR va bien en el sensor principal y el de distancia. Sin embargo, la calidad en el gran angular cae un poco.
El video sí sufre, sobre todo cuando lo tiramos a la hoguera – también conocida como “Historias de Instagram para Android” – pero puede entregar una calidad interesante desde la app nativa.
La cámara delantera es un “meh positivo”, pues entrega buen detalle, pero no llega a ser el equipo sorprendente que esperamos con esa medida.
Es uno de los equipos que puede llegar a sorprender por momentos, sobre todo cuando nos enfrascamos en una categoría que no podemos exigir tanto. El Redmi Note 8 Pro nos entrega unas buenas fotos, y es algo que debe preocupar a la competencia.
Quitando el prejuicio sobre MediaTek
Cuando me enteré de que esta versión incluía un procesador MediaTek, debo confesar la aparición de un desánimo medio justificado. Recordemos que, frente al trabajo de Qualcomm con Snapdragon, el procesador Helios palidece un poco. Aquí notamos un aguante en procesos fotográficos, pero va sin problemas en tarreas.
Los 6GB de RAM le dan un tremendo respiro a la gestión, pero aun existe un pequeño cuello de botella para abrir aplicaciones más pesadas. Lo bueno es que, una vez abiertas, van sin descanso.
La calidad de las llamadas está por encima del promedio, con buena recepción de audio y una buena reducción de ruido al hablar. La geolocalización es estable, y la recepción de radio funciona sin problemas.
En temas de seguridad, el sensor de huellas y el reconocimiento facial tienen una reacción ligeramente tardía, pero es algo con lo que aprendes a convivir.
En concreto, hablamos de un equipo que te va a mantener activo con tareas regulares, forzará un poco las apps más pesadas, pero logrará satisfacer distintas demandas.
La autonomía es la reina
Aquí debo aplaudir la gestión energética de Xiaomi, tanto en uso de pantalla como en retención energética a lo largo del día. Hasta las 11 llegaba con 30% de energía en ocasiones, algo tremendo para el promedio.
La carga es veloz, pero no logra cifras descomunales. Por el precio, lamentablemente, no podemos pedir carga inalámbrica.
¿Vale la pena?
Sí, y no tengo que pensarlo mucho. Tenemos un RAM que permite respiro, una gran autonomía y un set de cámaras tremendo. Creo que, en esas tres columnas, se justifica el tema “calidad-precio” tan mentado en esta marca.
Frente a propuestas como las de Samsung o Motorola en esta gama, Xiaomi destaca por ir un poco más allá en especificaciones, aunque por poco margen. Sin embargo, por un poco más de dinero podrías ir por un Pixel 3aXL de Google o el propio Mi 9T de la firma china.
Xiaomi va posicionando su nombre en la gama media a pulso, un terreno recorrido por otras firmas con relativo éxito. Vamos a ver si mantiene esa figura en estos años, aunque parece que hay margen para la tranquilidad.
* Equipo cedido a préstamo por Xiaomi Peru desde el 17 de enero del 2020 hasta la fecha de la publicación.
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