Conversamos con Marylin Fitoussi, diseñadora de vestuario de la serie de Netflix, sobre su apuesta por atuendos extravagantes, su búsqueda de piezas vintage y la democratización de la moda.
Hay quienes aman y quienes odian los atuendos de ‘Emily in Paris’. A lo largo de tres temporadas, el público ha sido testigo de cómo Emily Cooper (Lily Collins) llamó la atención con exagerados looks para un día cualquiera en la oficina o cómo se atrevió a combinar colores para ir a almorzar.
Sea cual sea el sentimiento que despierten sus atuendos, para Marylin Fitoussi, diseñadora de vestuario de la serie, el propósito de cada prenda que lleva puesta Emily es hacer “sangrar los ojos” del espectador. “La idea es que te provoque algo: risa, gusto, disgusto”, afirma en conversación con RPP Noticias vía Zoom desde Francia.
Fitoussi también explica cómo fue su trabajo en la tercera entrega que acaba de estrenar Netflix -cuyas dos primeras temporadas tuvieron el trabajo consultivo de Patricia Field, diseñadora de vestuario de ‘Sex and the City’.
“Para esta temporada, Patricia me dijo ‘ya estás lista, puedes volar con tus propias alas'", cuenta entusiasmada. Además, revela el consejo que le dio la veterana diseñadora: “Me dijo que cuando preparemos una silueta no utilicemos prendas de temporada porque si queremos ver la serie dentro de diez años, no debería notarse la fecha en la cual se filmó. Por eso no hemos usado fucsia [ríe]”.
A lo largo de la tercera temporada, Emily está en diferentes situaciones: en el trabajo, en picnics o sale con amigos. Y siempre la vemos usando tacos a diferencia de la primera temporada en la que se la ve saliendo a correr y usa zapatillas. ¿Por qué estos zapatos no son recurrentes en sus atuendos?
Si te fijas en la estética de Darren Star [creador de la serie], los zapatos deportivos son para hacer deporte y no aplican para la vida real. Esta visión me parece muy buena porque su estética es su forma de amar la moda y la feminidad. Siempre sus personajes son mujeres fuertes con personalidad fuerte. Entonces, hay que respetar este tipo de estética y ¿por qué no? ¿Por qué hay que parecer a la vida misma? Ese no es el tipo de interés.
La gente no ve esta serie para ver jeans, sudaderas o zapatos de deportes. Están aquí para ver qué podemos hacer, qué tipo de mezcla te puede hacer sangrar los ojos y que te provoque algo como risa, gusto, disgusto, pero una emoción, al fin y al cabo. Si es para ver la vida misma, no hay ningún interés.
¿Cuál es el outfit de Emily que más te ha gustado crear?
Es como preguntarle a una madre qué hijo prefieres. Los amo a todos. Pero debo decir un abrigo blanco con estampado verde de Miu Miu. Lo luce con una playera negra y verde y una minifalda con calcetines hasta la rodilla, acompañada de un par de zapatos Louis Vuitton.
Me encanta porque es muy de los años 60, muy poderoso y moderno. Además, se ve en una secuencia muy divertida en carritos chocones en la que Emily y Mindy se están divirtiendo.
Como bien mencionas, el personaje que interpreta Lily Collins usa prendas de diseñador. La hemos visto con prendas Chanel, vestidos de Giambattista Valli, entre otros. ¿En algún momento se han utilizado prendas vintage?
Sí, por supuesto. Este abrigo Miu Miu que te comento es vintage. Siempre intento poder una prenda de una marca de lujo, una vintage, una de diseñador y otra fast fashion.
¿Cómo es tu trabajo buscando piezas vintage?
Es de nunca acabar. Busco de día o de noche. Soy una compradora compulsiva. Me la paso en los website de ropa de lujo de segunda mano y busco y busco.
Las piezas raras o particulares que no se encuentran más, me dan alegría.
Algo que también destaca esta temporada son los atuendos de Sylvie. Al principio la veíamos de negro, con accesorios dorados, muy al estilo parisino. Pero en esta entrega la vemos apostando por el color. ¿Cómo ha sido esta transición?
Súper. Si ya se ve, es que ya hemos logrado algo. Era un pequeño juego que les propuse a Lily (Emily) y a Philippine (Sylvie). Ahorita es la tercera temporada, esta niña se queda en París porque ama la cultura y ama Francia. Qué tal si Sylvie que odia y admira a esta niña agarra un poco del color de Emily y si esta última, le dice adiós a las minifaldas y trae puestos unos pantalones talla alta. Es como un juego de espejos entre las dos. Me divertí mucho haciendo eso.
Una se vuelve más colorida, la otra no tanto, pero con una silueta de una joven Sylvie.
Por último, en la serie se han usado prendas fast fashion, ¿es una forma de democratizar la moda?
Sí. Es una filosofía. Lo quiero hacer y lo sigo haciendo. Tengo todo el apoyo del casting para no proponer que todo sea ropa de lujo. Lo podríamos hacer sin problemas, pero esta serie es para que los jóvenes diseñadores sean conocidos mundialmente.
Es como mi misión. Es mi pasión. Quiero que las niñas que tienen la ilusión de parecerse a Emily puedan comprarse algo similar. Hasta el final esa será mi misión.
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