El esposo de Reyna Pachas se arma de valor y deja su puesto de asistente de gerencia porque no soporta trabajar para el hombre que le hizo daño a su hijo Joel.
Don Alejo llega a casa de los González de la mano de su hija Charo. El hombre está muy enfermo y desea conocer a sus nietos pero solo está Joel quien lo abraza cuando se lo presentan.
Rebeca reconoce a Raúl como su antiguo alumno y le dice que recuerda todo lo que hizo cuando era escolar. Y le pregunta por Miguel Ignacio mientras este está en su oficina pensando en visitarla.
“¿De dónde sacas eso de que Peter está enamorado de mí?”, le pregunta Francesca a Carlos. El doctor le cuenta que él mismo se lo dijo. “Debe haber sido un amor platónico y yo no podía corresponderle”, responde.
Isabella busca a Grace y le pregunta qué sabe acerca de que Fernanda está detrás de Joel. Ella se lo confirma. Y le dice que debía ser más cercana con ella. “¿Por qué viene a decirme estas cosas a mi cuarto?”, le pregunta Grace. “Para empezar este no es tu cuarto ni esta es tu casa, tú solo eres un accidente en la vida de mi hijo”, le dice Isabella.
“Soy Sor Teresa de Las Lomas”, se presenta Teresa ante el padre de Charo pero luego se va a la iglesia a orar. Charo le sugiere a Alejo que se retire a descansar pero él quiere esperar a sus nietos. Luego llega Reyna y mira a Alejo luego que le dicen que es el padre de Charo. “Con razón huele a muerto”, piensa. “Pero yo lo veo entero, 100 puntos”, le dice finjiendo. Charo va en busca en Grace a casa de los Maldini para avisarle que su abuelo está en casa de los González.
“Por culpa de ustedes tenía que quedarme dos horas debido a sus travesuras. ¿Y sigue siendo tan mentiroso alumno del Prado?”, le pregunta Rebeca. Raúl niega ser mentiroso. “Quién iba a pensar que uno de mis alumnos iba a casarse con mi hija”, dice la exmaestra. “Sí, después de lo que hicimos”, responde Raúl. “¿Y qué hicimos?”, pregunta Rebeca y en eso lega Viviana que ve que su madre y su novio se están familiarizando.
Joel le cuenta a su abuelo Alejo la ruptura que tuvo con su chamaquita. “Ve detrás de ella. Yo sé lo que te digo”, le aconseja. Y Joel sale corriendo a buscar a Cayetana.
Viviana le pregunta a su madre acerca de lo que está conversando con Raúl y le dice que están hablando de los abuelos de su novio que se conocieron en la Segunda Guerra Mundial. “Puedes hacer una película con esa historia”, le dice Rebeca. Viviana asiente pero les dice que les preparará tallarines con mantequilla que es lo único que sabe cocinar. Luego regresa porque no sabe cómo se enciende la cocina.
Grace le cuenta a su mamá que Teresa tomó los hábitos y que Joel está entre dos amores. “¿Qué más cosas ocurrieron en mi ausencia?”, dice asombrada Charo. “No sé si deba decirte esto pero Félix le dijo a Teresa que Raúl se casará muy pronto con su novia”, le revela.
El padre Manuel le llama la atención a Teresa por haberse vestido de monja. “Te conozco de hace mucho tiempo y tú para monja no naciste”, le dice.
Lucho le presenta su carta de renuncia a Miguel Ignacio quien rompe el documento. Pero Lucho le presenta una copia. Miguel Ignacio lee: “Yo Lucho González Camacho renuncio al puesto de asistente de gerencia porque no puedo seguir trabajando para una basura…”. “Tú me llamas basura porque yo te llamo caracol por baboso”, le dice Miguel Ignacio. “Puedes irte, vuelve a tu mediocridad”, añade. “Debí darle un puñetazo en el bar el día en que me reveló el daño que le había hecho a mi hijo. Pero no lo hice por cobarde. Y hace dos días tampoco lo hice porque temía lo que me dijera Reyna, porque no quería perder mi empleo. Pero ahora ya no tengo miedo”, le dice Lucho y le manda un gran puñetazo a Miguel Ignacio en la cara. Luego lo arroja a un sofá y se le tira encima a golpes. “¡Seguridad! ¡Seguridad! ¡Seguridad!”, grita Miguel Ignacio. La única que acude en su ayuda es Lucifer que no puede contener a Lucho que está fuera de sí. Finalmente llegan los vigilantes y lo sacan de la oficina de Miguel Ignacio. “Llévense a ese delincuente. Y que conste que no te denuncio por mi nieta”, le dice a Lucho. “¡Hasta nunca, basuuuura!”, responde Lucho muy al estilo de Reyna.
Joel va en busca de Cayetana y se entera que su chamaquita acaba de salir hacia el aeropuerto. Sube a su mototaxi y va tras ella mientras se pregunta “¿Cómo pude caer en la trampa de Fernanda”. Logra alcanzarla y hasta detiene el taxi que la conduce pero ella no quiere saber nada de él. Claudio le ordena al chofer que arranque. Y Joel intenta seguirla en su mototaxi pero el vehículo no enciende. “Qué raro, si le eché gasolina la semana pasada”, dice.
Reyna hace que sus hijos y ella misma usen mascarillas para evitar que Alejo les contagie lo que tiene. “Mi padre no tiene nada contagioso, él sufre del corazón. Así que llevemos la fiesta en paz”, le dice. “¿Qué fiesta? Esto es un velorio y hasta muerto tenemos”, responde Reyna. Charo no se contiene y tomá de un brazo a Reyna y la mete al baño para darle una lección.