Resulta que la florista es en realidad su madre quien le dice que para ella siegue siendo la misma pese a que se haya muchas operaciones y se haya cambiado el nombre.
Queda al descubierto que la misteriosa florista es en realidad la madre de Rubí San Román cuyo nombre es Rufina Sánchez Huamán. “Gracias a mi trabajo puede sacar adelante a ti y a tu hermana en nuestra casa”, le dice.
“¡¿Llamas casa a este cuchitril?!”, grita Rubí. “Si mi hermana vive feliz aquí, es su problema. Solo quiero que mantengas la distancia, no voy a permitir que arruines la última oportunidad que tengo de ser feliz. ¡Aléjate de mí!”, le exige. La mujer solo atina a llorar. “¡Ya empezó la llantina!”, le dice burlona.
“Hija, solo quiero saber qué es lo que hice mal”, le pregunta la señora a Rubí que solo la mira con un gran desprecio.
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