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AFHS: Rubí San Román se instala en la casa de los Maldini

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Luciana llama cobarde y poco hombre a Manolo por lo que le hizo a Teresa al no enfrentar la situación que él creo. Le dice que no quiere verlo más en su vida

Luciana y Manolo conversan acerca de su viaje a Nairobi. “Me fui para allá a buscarte y no te encontré. Y a quien encontré fue a Lupita y le dejé el ojo bien morado. Manolo, la verdad es que no estuve en Nairobi”, le cuenta. Manolo decide decirle la verdad. “Nunca fui a Nairobi, a Francia ni a Afganistán. Todo lo hice para zafarme del compromiso con Teresa”, le dice. “¿Ibas a casarte con Teresa?”, pregunta Luciana.

“Bueno, solo me voy a quedar hasta encontrar una casa”, le dice Rubí a Nicolás quien luego le pide a Hiro que suba las maletas. Pero Monserrat estalla. “¡Es usted un calavera, un pendenciero! ¡El recuerdo de la señora Grace está tibio y usted está metiendo a esta mujer!”, le dice a su patrón. Nicolás la pone en su sitio y le dice que Rubí se quedará en el cuarto de su tía Raffaela.

Viviana y Raúl siguen hablando acerca del matrimonio de Carlos y Francesca. Y ella se da cuenta de que Raúl sabía que el juez no era tal y le pregunta por qué no le dijo nada a Carlos. “Es que no era el momento”, le dice. Miguel Ignacio llama a Raúl para pedirle que libere al actor porque quiere casarse con Isabella. Raúl se niega y se queda pensando. “¿Y dónde queda Gladys?”, se dice.

“¿Nos puede casar el juez?”, pregunta Isabella. “Hoy no puede, mañana sí”, responde Miguel Ignacio. “Entonces hay que casarnos en las Bahamas”, dice Isabella. “No hay tiempo”, responde. “Entonces hay que casarnos en mi casa así como se casó my mother”, propone Isabella. “¿Puedo regresar a la casa?”, pregunta Miguel Ignacio. “¡Claro que sí mi gordito!”, responde Isabella.

Luciana le dice a Manolo que la historia que le ha contado le hace pensar que es un mentiroso. “Eres muy poco hombre porque no sabes afrontar los hechos que cometes. Yo no te quiero volver a ver. Si Viviana me hubiera contado todo me hubiera ahorrado un montón de dinero”, le dice y se va dejando a Manolo con las palabras en la boca. “Tú no conoces al hombre que en realidad soy”, llega a decir mientras se cierra la puerta de su casa.

Viviana le dice a Raúl que deben advertir a Carlos acerca de los planes de Francesca y avisarle que su boda no tiene validez. Llegan a la casa de los Maldini pero no encuentran ni a Carlos ni a Francesca que han partido de luna de miel. “¡Yo sé que algo malo va a pasar! ¡Lo he soñado!”, grita Monserrat desde la segunda planta de la casa. Nicolás le pide a Hiro que se lleve a Monserrat. Rubí aprovecha para pedirle a Raúl que la ayude a hacer su videoclip pero Viviana finge que acepta y la nueva novia de Nicolás se da cuenta.

Raúl y Viviana llegan a su casa y ella le dice que no piensa dirigir el videoclip de Rubí. “A lo mejor me animo y lo dirijo yo”, le dice Raúl. Aparece Gladys quien les dice que Luciana regresó de España. La joven baja y saluda a su padre y a Viviana. “Papá, Manolo es un idiota”, le dice mientras lo abraza.

Isabella llega a su casa mientras Miguel Ignacio va a casa de Raúl a recoger sus cosas. Isabella le dice a Nicolás que regresó con Miguel Ignacio y que pronto se casarán. Nicolás aprovecha para contarle que Rubí se quedará en la casa porque tuvo un problema con sus roomates. “Solo será hasta que consiga un nuevo departamento”, dice Rubí. Monserrat, que está al costado del grupo, espera que ponga de patitas en la calle a Rubí pero queda sorprendida cuando Isabella dice que le parece una buena idea. “Además estás invitada a mi matrimonio”, le dice la madre de Nicolás antes de subir a su cuarto.

Fernanda consigue empleo. Su empleador ordena que le hagan un contrato de trabajo aunque no se habla de lo que hará.

Nicolás lleva a Rubí a que conozca el cuarto en donde dormirá. La ayuda a abrir sus maletas pero después la deja sola para que se instale. A solas Rubí salta de alegría porque le encanta el cuarto en el que se quedará. Empieza a quitarse la ropa cuando de pronto da un grito de susto. Es que don Bruno se aparece en el cuarto justo detrás de ella y la mira muy sonriente como quien mira un postre. “¡Nicolás!”, grita Rubí. “Sigue nomás”, le dice Bruno a la joven. “¡Nicolás!”, insiste Rubí. Nicolás llega y le dice a Bruno que Rubí se quedará en el cuarto por lo que le pide tener cuidado. "Yo solo vine a usar el baño porque Susú no me dejan entrar el de nuestro cuarto", se justifica el nono.

Miguel Ignacio llega a casa de Raúl. “Vine a contarles que me regreso a vivir con Isabella. Incluso nos íbamos a casar hoy pero el juez de paz estaba ocupado. Les agradezco su hospitalidad”, les dice a Raúl y Viviana. “¡Esta es y siempre será tu casa!”, le dice Raúl lo cual causa una carraspera en Viviana. “¡¿Por qué siempre tienes que regalar la casa?!”, le dice.

Anthony está en azotea de la casa de los González tendiendo ropa. Pepe y Tito lo ven y le dicen saco largo. “Yo no soy ningún saco largo, solo estoy ganado puntos con mi suegra”, les dice el joven. En eso se escucha la voz de Shirley que lo llama muy al estilo de su madre y Anthony baja corriendo. “Este no es saco lago… ¡Es sacón!”, dice Pepe. Shirley le dice a Anthony que se ha convertido en el empleado de su madre. “No, no soy su empleado porque no me paga, esto lo hago gratis”, responde Anthony. “Esta actitud tuya nos ha separado… ¡Yo no quiero estar con un saco largo!”, le dice. “Yo necesito un triunfador, un hombre con los pantalones bien puestos”, añade. “Lo siento, todo tiene su final”, determina Shirley y le abre la puerta a Anthony quien se va de casa de los González.

Miguel Ignacio no termina de dejar la casa de Raúl porque su hijo Oto lo retiene y se pone a jugar con él. Después va a la casa de los Maldini y busca a Isabella que está llamando a unos decoradores para que le adornen la casa para su boda que se realizará al día siguiente. “Ya está listo lo de la decoración. Ahora solo me falta el catering”, dice. Miguel Ignacio le dice que no se pueden casar porque Francesca no está en Lima. “No quiero que después diga que hemos hecho todo a sus espaldas y me haga la vida imposible”, le dice a Isabella que es el rostro de la decepción. “Pero al menos te puedes venir a vivir aquí”, le pide. “Creo que por ahora no es conveniente. Más bien aprovecharé estos días para estar con mi hijo Oto. ¿No te molesta, no?, le dice Miguel Ignacio. A Isabella no le queda más remedio que aceptar el plan de su gordito.






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