El doctor Estrada había buscado refugio en casa de los González aduciendo que su hijo lo quería matar.
El padre de Sergio Estrada llega a la casa de los González pidiendo ayuda. “¡Mi hijo me quiere matar! ¡Me arrojó por las escaleras!”, le dice a Charo quien no entiende lo que está sucediendo. Le revisa una herida que tiene en la cabeza y lo hace recostarse en el sofá de la sala.
La familia se junta en la sala y ven que el anciano está dormido. Suena el teléfono y Charo atiende. “¿Mi padre está ahí con ustedes?”, pregunta Sergio pero Charo decide no decirle nada. Pero Sergio llega a la casa y cuando entra su padre no está. Tito, sin querer, revela que el anciano se les ha perdido.
Sergio da muestras de estar desesperado al no saber dónde está su padre. “Yo sería incapaz de hacerle daño”, dice al borde de las lágrimas. El anciano llega a la casa y entonces Teresa hace que se abrace con su hijo. Finalmente Sergio se lleva a su padre a su casa.
A la mañana siguiente salen a trotar y don Sergio cree que las cosas están bien. Su hijo lo lleva a la puerta de la casa y el anciano cree que seguirán haciendo ejercicio pero al abrir la puerta se encuentra con dos hombres que lo toman de los brazos y lo meten a una ambulancia. Sergio acaba de enviar a su padre a un asilo de ancianos.