Luego de ver a Isabella y Coqui besándose, el sicólogo se da cuenta que llegó el momento de hacer su jugada y la hace.
Charo entra a su casa muy mortificada tras ver a Isabella y Coqui besándose enfrente de su casa. Y más cuando la hija de Francesca le habla de que se trata de su venganza. “¡Novio por novio!”, le dice.
Ya en la casa, Sergio se da cuenta que ha llegado su momento. “Rosario, somos personas adultas, libres, no tenemos compromisos… Creo que llegó el momento en que seas mi novia”, le propone.
Charo está emocionada y parece que se echará para atrás. Pero de pronto mira a Sergio. “¡Yo también quiero ser tu novia!”, le dice y lo besa apasionadamente. Coqui, escondido en la esclarea escucha todo y planea hacer algo. Teresa también mira la escena. “Veo que ya se amistaron. Bueno, los dejo para que sigan viviendo su amor”, les dice y se va.
Sergio le pide a Charo que se siente en el sofá. “Creo que llegó el momento en que debo darte algo. Espero que no lo tomes a mal pero creo que será de mucha utilidad”, le dice y le entrega su tarjeta Platinum Ilimitada. “Lo siento, no la puedo aceptar, es como si estuvieras pagándome por nuestra amistad. La verdad no me sentiría cómoda, además no estamos casados y no compartimos los gastos”, le dice. Pero Sergio le dice que el dinero es algo material. “Nuestros seres son mucho más grande que eso”, le aclara y Charo ve en él casi a un santo. Pero no se aguante y le pregunta: “Dime la verdad Sergio… ¿Cuáles son tus verdaderas intenciones?”.