El objetivo de la cocina industrial abastecida de energía solar es mejorar la situación económica de las comunidades rurales del país a través del uso de energías limpias.
Gregor Schappers, originario de Alemania, desarrolló con su empresa Trinysol reflectores de 10 m2 y 16 m2 con tecnología del austriaco Wolfgang Scheffler, que concentra los rayos del Sol y el calor gracias a espejos o piezas de aluminio, a fin de producir la energía necesaria para alimentar una cocina.
La concentración de la energía solar que capta cada reflector, similar a una antena satelital, puede generar temperaturas de más de 1020 grados Celsius. Una vez que el calor llega hasta la cocina, es repartido en las ollas, el comal -donde se calientan las tortillas-, y el horno.
Aunque el sistema de reflectores es costoso -cada uno cuesta entre 4.000 y 5.000 dólares dependiendo de su tamaño-, se trata de un sistema muy ecológico, pues no emite gases con efecto invernadero.
Por otro lado, Schäppers está actualmente probando tres proyectos que funcionan con el vapor producido por sus reflectores.
El primero es "un sistema invernadero con cuatro reflectores. También tenemos un proyecto con seis reflectores solares para producir miel de maguey con el vapor y estamos probando un sistema de temascal (baños de vapor)", indicó el alemán a AFP.
Pese a que usa una tecnología europea, Schäppers se felicita de haber creado una empresa que genera productos 100% mexicanos. "Es bueno para el desarrollo social y económico de las comunidades rurales", dijo.
Pero también es un sistema real que protege al medio ambiente, mientras "los gobiernos del mundo evalúan cómo desarrollar energías limpias", concluyó.
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