Son albergues transitorios para cuerpos inertes mientras aguardan su turno para ser cremados. La tarifa diaria por mantener refrigerados los cuerpos es de 157 dólares.
La industria de la muerte está generando grandes ganancias en Japón. Aunque parezca demasiado excéntrico, los "hoteles para cadáveres" son un negocio rentable en el país asiático.
Por fuera pueden confundirse con un alojamiento convencional, pero por dentro son una suerte de albergues transitorios para cuerpos inertes mientras aguardan su turno en las sobrecargadas listas de espera de los crematorios de la ciudad.
Hisayoshi Teramura es dueño de Lastel, uno de estos "hoteles", que por el momento cuenta con 18 "huéspedes", a los que ofrecen ataúdes refrigerados. La tarifa diaria por este servicio es de 12.000 yenes (157 dólares).
Se trata de un sistema automático de almacenamiento, el cual guarda y refrigera cadáveres, los cuales son conducidos a través de compuertas hacia una sala de visitas, de día o de noche, cada vez que amigos o familiares vienen a expresar sus respetos.
En el Japón, la muerte se ha convertido en un mercado en auge, y es que la tasa de mortalidad está en aumento. El año pasado hubo 55.000 muertos más que el anterior y en la última década, cada año fallecieron en promedio 23.000 personas más.
Esas cifras se contrastan con la tradición japonesa de despilfarrar en ceremonias fúnebres y otros gastos que la muerte de una persona implica. Todo ello forma parte de un o negocio de 21.000 millones de dólares al año.
Según recoge el portal chileno Emol.com, Teramura, de 71 años, es uno de los empresarios que decidió hace una década ampliar su funeraria a más allá de vender tumbas, y el año pasado inauguró Lastel.
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