El estrés es la reacción natural con la que un organismo responde ante cualquier demanda. Puede ser positivo si nos motiva e impulsa a cumplir nuevas metas y objetivos, o negativo si nos bloquea, enferma y limita a seguir avanzando.La respuesta ante el estrés es un mecanismo de defensa para sobrevivir, el cuerpo aumenta su fuerza y energía para protegerse, defenderse y responder ante el agresor o agente que lo causa. ¿Qué nos estresa? Estamos expuestos a estresores desde que nacemos (p. ej. durante el parto, el cambio de un ambiente líquido y cálido a uno seco y de menor temperatura), en el día a día con estresores contemporáneos (p. ej. trabajo, ruido, contaminación, tráfico, dinero), los hábitos nocivos (p. ej. dieta inadecuada, deshidratación, falta de sueño, exceso de sal y azúcar, sedentarismo o inactividad física, tabaco) o problemas mentales y emocionales (p. ej. familia, pareja, ansiedad, depresión, angustia).Todo cuerpo sano está en equilibrio, sin embargo, cuando los estresores persisten o se intensifican y hay una mala adaptación o respuesta insuficiente ante el estrés, se produce un desequilibrio, generando un estrés negativo o patológico que se conoce como distrés, el cual repercute negativamente en todo el organismo generando enfermedades. Cualquier estresor físico, mental o emocional mal controlado puede desencadenar un estrés patológico o distrés.¿Cuáles son los síntomas? La somatización es el proceso involuntario, mediante el cual los síntomas mentales o psicológicos producen síntomas físicos en cualquier parte del cuerpo (p. ej. caída del cabello, insomnio, disfunción sexual, dolor en cualquier parte del cuerpo, pérdida de memoria y concentración, etc.). El estrés puede simular enfermedades nuevas y desencadenar la aparición de enfermedades inexistentes previamente.Cuando nos estresamos, sea cual fuere la causa, el cerebro emite señales para que se secrete adrenalina (señal de alerta a todo el organismo) y cortisol (hormona sintetizada dentro del cuerpo que genera un efecto antiinflamatorio como mecanismo de protección), repercutiendo en todos los órganos y sistemas. Todas las células de nuestro cuerpo se estresan.Efectos del estrés. A nivel cardiaco el estrés tiene un gran impacto, la adrenalina incrementa la presión arterial, la frecuencia cardiaca, acorta el calibre de las arterias e incrementa el riesgo de trombosis; el cortisol secretado predispone a la diabetes y a la acumulación de grasa dentro de las arterias (ateroesclerosis) lo que desencadena infartos; en la piel, puede producir dermatitis, psoriasis, caída del cabello, entre otros; a nivel gastrointestinal genera trastornos del tránsito intestinal (diarrea o estreñimiento), malabsorción de nutrientes y mala digestión.¿Cómo controlarlo? El estrés y los problemas así como vienen se van, siempre van a estar presentes, depende de nosotros la repercusión que los mismos generan. Hay que ser prácticos y positivos para solucionar los inconvenientes de la mejor manera posible, con ello evitaremos enfermedades, el estrés celular y por ende un envejecimiento acelerado. Por lo general, personas pesimistas, poco tolerantes, inflexibles y muy estrictas, tienden a sufrir las consecuencias del estrés de una manera más intensa.La clave para mantener el estrés bajo control y que no perjudique nuestra calidad de vida es manteniendo estilos de vida saludables, una correcta alimentación e hidratación, actividad física continua, escuchar música, mantener actividades sociales y momentos placenteros, ejercicios de respiración, buena calidad de sueño, resolver problemas de una manera simple y pragmática. Somos libres para decidir, hay que concentrarnos en el presente y detectar a tiempo los estresores o problemas, para solucionarlos adecuadamente. Adoptando la actitud correcta, podemos convertir un estrés negativo en uno positivo, siempre hay algo bueno que rescatar.