El uso constante de celulares, computadoras y otros dispositivos electrónicos se ha vuelto parte de nuestra rutina diaria, pero ¿sabías que esta costumbre podría estar afectando silenciosamente tu cuello? Un reciente estudio ofrece nueva evidencia sobre esta relación.
Un estudio publicado en la revista BMC Public Health ha revelado que llevar una vida sedentaria aumenta significativamente el riesgo de sufrir dolor de cuello, especialmente cuando se combina con el uso prolongado de dispositivos electrónicos. Este trabajo fue realizado por un grupo de investigadores estadounidenses que analizaron 25 estudios previos, con datos de más de 43 mil personas de 13 países.
El hallazgo principal fue que las personas que no realizaban actividad física durante el día tenían un 46 % más de probabilidades de presentar dolor cervical, en comparación con aquellas que sí eran activas. Además, las mujeres parecen ser más propensas que los hombres: el riesgo fue 43 % mayor en ellas, mientras que en los hombres fue de 13 %.
Sin embargo, el tipo de actividad que se realiza mientras se está sentado también influye. De todas, el uso del teléfono celular fue el que representó mayor riesgo: un 82 % más de probabilidades de sufrir dolor de cuello si se pasa mucho tiempo mirando la pantalla. Le siguieron el uso de computadoras (23 %) y ver televisión (20 %).
También importa cuántas horas se pasa en actitud sedentaria. Según el estudio, estar sentado al menos cuatro horas al día ya implica un riesgo del 60 % de desarrollar dolor cervical. Si el tiempo sedentario supera las seis horas diarias, el riesgo se eleva hasta un 88 %.
¿Por qué ocurre esto? El doctor Elmer Huerta, asesor médico de RPP, explica que cuando no se realiza actividad física, los músculos y ligamentos se vuelven rígidos y pierden elasticidad. A esto se suma la postura encorvada típica al mirar una pantalla, que obliga al cuello a doblarse hacia abajo por largos periodos. Esta tensión constante puede afectar no solo al cuello, sino también a los músculos de la parte alta del tórax.
En ese contexto, el Dr. Huerta recomienda hacer pausas activas durante el día. Por ejemplo, si alguien trabaja en una oficina, debería levantarse cada cierto tiempo y realizar algún movimiento, como subir escaleras o simplemente girar la cabeza hacia los lados. Estos pequeños actos ayudan a mantener los músculos activos y pueden marcar la diferencia en la salud cervical.
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