Muchas parejas que acaban de tener un bebé pasan por una serie de cambios, los cuales van desde la adaptación al nuevo miembro de la familia hasta los cambios físicos y hormonales por los cuales pasan las madres. Es por ello, que suele escucharse que después de la maternidad, la mujer pierde el interés por las relaciones sexuales; lo cual es totalmente falso.
Si bien existen distintos aspectos que influyen en que el sexo no sea tan satisfactorio o pleno como antes, debería existir una óptima comunicación entre la pareja para poder comprender lo que viene sucediendo y llegar a una buena negociación sin generar conflictos.
Algunos factores de los que me refiero, van desde el agotamiento físico y emocional que pasa la madre por tener que dar de lactar o estar en constante estado de alerta ante las posibles necesidades del bebé, y la autopercepción de no sentirse cómodas con su físico post alumbramiento (sin contar los dolores propios de la cicatrización del útero y la piel en caso de cesáreas o la sensación de una cavidad vaginal “estirada” cuando el parto fue natural). Además, hay situaciones donde la pareja no ejerce el rol compartido ni es un apoyo emocional constante, lo cual impacta en una pérdida del deseo sexual.
La solución para estos casos es proporcionar una buena ayuda emocional a través del diálogo y la empatía, lo cual permitirá una adecuada recuperación de la mujer. Ella se sentirá comprendida, le permitirá una mejor organización y recuperará su independencia.
• Tener muy en claro que la crianza de un bebé no es solamente responsabilidad de la madre. Por ello, los roles compartidos y una pareja comprometida es fundamental.
• La madre debe tener espacios para estar sola y debe aprender a tomárselos mientras la pareja se encarga del cuidado del bebé. Ello no debería generarle remordimiento ni culpa por la criatura, al contrario, debe confiar en que su pareja hará un buen rol como padre o madre.
• La pareja debe ser un constante apoyo emocional, en momentos de frustración por no poder calmar el llanto del bebé o en otras situaciones de crisis.
• Ambos deben acudir a su ginecólogo para mostrar su interés de querer reactivar su vida sexual. El médico podrá orientarlos adecuadamente sobre el método anticonceptivo que pueden utilizar.
• Deben tener presente que luego del embrazo la mujer pasa por una serie de cambios hormonales los cuales pueden influir en el deseo sexual, ya sea teniendo menos ganas o más ganas que antes.
• Es importante tener en cuenta que existe un método anticonceptivo llamado MELA (método de lactancia y amenorrea) pero que si bien no es muy seguro resulta que durante los primeros seis meses de lactancia exclusiva aparece la amenorrea (no hay ovulación ni menstruación); puesto que la succión fuerte del pezón ejerce un efecto inhibitorio en la generación de hormonas responsables de la ovulación, que si bien es una etapa de infertilidad hay un efecto importante en la posible baja del deseo sexual.
• La pareja debe tener en cuenta que la mejor forma de activar el deseo sexual es promover el erotismo, donde los besos, las caricias y los juegos son importante. Ambos pueden tener momentos muy excitantes y llegar a orgasmos sin necesidad de una penetración; sobre todo en caso que haya dolor por el parto vaginal o la cesárea.
• La pareja debe reencontrarse paulatinamente en el juego sexual y luego en el coito, buscando la pose que sea menos dolorosa para la mujer.
• Es usual que en los movimientos propios del coito y la excitación de la madre, ella bote leche por los pezones y eso puede generar momentos de incomodidad, pero tomándolo como un hecho natural la pareja puede encontrar armonía. Es así, que incluso hay mujeres que no desean que sus senos ni pezones sean tocados ni estimulados, ya sea por la sensibilidad que tienen debido a la lactancia o por la incomodidad de segregar leche. Eso debe ser respetado y comprendido por la pareja.
• La pareja debe entender que cuando la mujer dice “no”, eso significa que “no desea tener sexo”, lo cual debe respetarse. No quiere decir que ella ya no siente amor, sino que no es buen momento para una relación sexual.
• Con la maternidad, en la cama ya no son dos personas sino que comienzan a ser tres. El bebé puede estar físicamente en el medio de ambos, generando una separación de cuerpos de los amantes e impidiendo encuentros íntimos sexuales, o puede estar en la cuna al lado de la cama matrimonial, lo cual genera una distracción al momento de un encuentro en pareja. Es necesario que la pareja busque momentos de intimidad.
• Si consideran que ha pasado un buen tiempo y el deseo sexual ha disminuido sin poder recuperarse, pese a las pautas indicadas, es recomendable que la pareja pida asesoría psicológica y sexológica.