Hablar de prevención de cáncer en varones resulta poco usual o común. Por ello, les hablaré de una historia que puede ser la suya.De niño nuestros más grandes pilares son nuestros padres. Vemos en papá al súper héroe indestructible capaz de todo, quien nos llena de alegrías, nos protege, engríe y forja las personas que somos. Jamás nos abandonarán, siempre estarán a nuestro lado para darnos el mejor consejo.Sin embargo, mi papá no creía en los chequeos, pues sus ancestros murieron de ancianos y no de cáncer; además, él decía que fumaba porque le hacía sentir bien. A medida que fui creciendo discutíamos por su consumo de tabaco, pelea que nunca llegué a ganar, pues él pensaba que jamás le daría esa enfermedad llamada cáncer.Debido a mi insistencia, un día fue a un chequeo, el cual arrojó resultados aparentemente normales en el examen físico. Noté cierto nerviosismo en él, como si presintiera algo malo. Ya experimentaba síntomas que dejaba pasar; según él era normal despertarse en las noches a miccionar, así como toser por fumar.Debido a esto, mi papá se realizó el examen de sangre PSA, el cual salió elevado. Ese hombre indestructible empezó a sucumbir ante la sombra del cáncer. Luego de realizarse la resonancia magnética y la biopsia de próstata, se confirmó el diagnóstico de cáncer.El choque emocional ante tal diagnóstico fue un duro golpe a la familia, pues venía la parte más difícil, la cual era aceptar la enfermedad y afrontarla. Eso tenía mucho que ver con los cambios en el estilo de vida, la dieta, dejar de fumar y realizar el tratamiento correspondiente. Él lo asumió con la convicción de que no lo derrotaría el cáncer y a medida que terminaba el tratamiento, sentía el paso de los años, pues fácil no es.Hoy puede decir que derrotó al cáncer, lo cual no sucedió con algunas personas que conoció en los pasillos de los hospitales, quienes sucumbieron frente al cáncer y hoy descansan en paz.Recuerdo mucho a Don Pepe. Un tipo bonachón, alegre, definido por su familia como el mejor padre y esposo, pero con el mismo defecto que nuestro padre: fumador y consumidor de una dieta rica en grasas. Era un hombre de mucho dinero que conocía el mundo, literalmente. No creía en el cáncer, o tal vez pensó que jamás le daría. Se gastó una fortuna en largos tratamientos alternativos, y luego fue a los mejores hospitales del mundo, pues acá, en Perú, ya habían hecho todo, pero la enfermedad estaba muy avanzada.Recuerdo que en un hospital del extranjero le dijeron lo mismo que en el Perú. “Perdí mi oportunidad. Y ahora, ¿cómo quedara mi familia?” pues ya había gastado casi toda su fortuna.El dinero no le devolvió la salud, pero un chequeo oportuno SÍ LO HUBIESE HECHO. No le tengamos miedo a los exámenes médicos, recuerda que nuestra familia nos necesita, nuestra esposa, hijos y padres. Si tienes más de 40 años un examen de PSA, endoscopias y estilos de vida saludable, no harán que nuestra sonrisa sea robada por el cáncer.