Durante toda la historia de la humanidad y hasta hace un par de siglos atrás, la expectativa de vida al nacer fue de solo unos 25 años, pues las poblaciones eran azotadas por “plagas” de enfermedades que mataban a gran parte de sus habitantes.La vacuna es considerada uno de los inventos más importantes de la medicina moderna y ha permitido que la esperanza de vida suba hasta cerca de los 80 años. La viruela era uno de los grandes asesinos de la antigüedad, cuando llegaba a una ciudad provocaba terror y un sin número de muertes, además de dejar desfigurados a los sobrevivientes. El invento. Edward Jenner era un médico que trabajaba en las zonas rurales de Inglaterra, que se dio cuenta de que las mujeres que trabajan ordeñando las vacas usualmente no se enfermaban con la viruela. ¡Parecían inmunes! Durante meses, Jenner estuvo investigando y descubrió que a las vacas les daba un tipo de viruela que producía lesiones en las ubres, pero las mujeres que habían tenido contacto con esas lesiones no se contagiaban la enfermedad.Primeras pruebas. Contra la opinión de una enorme cantidad de colegas, en 1798 sacó materia infectada con la viruela (de las vacas) y la inyectó en un niño sano de 8 años. Parte de la población estaba indignada: decían que podía matar al niño si se equivocaba, pero por suerte la cosa fue bien. En los siguientes días el niño solo tuvo un poco de fiebre y pequeñas lesiones, pero nada más. Posteriormente le inoculó material de la viruela humana y no desarrolló la enfermedad.¡Había inventado la vacuna! Se llamó así porque lo que se inoculaba era el material de la viruela de las vacas, que en las personas no producía enfermedad, pero sí los protegía de la viruela humana que era gravísima y muchas veces mortal. Gracias a esto, la enfermedad desapareció y fue oficialmente declarada como erradicada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1980. Otra vacuna que fue un hito en la historia fue la que hizo el químico y bacteriólogo francés Louis Pasteur contra la rabia, en 1885. Hoy en día tenemos vacunas contra casi todas las enfermedades que antes afectaban a nuestros niños, como la difteria, polio, tifoidea, sarampión, rubeola, paperas, tétanos, etc. También tenemos vacunas que pueden protegernos, incluso frente a ciertos tipos de cáncer. Por ejemplo, la vacuna contra el Virus de Papiloma Humano (VPH), sobre la que escribiré en mi próximo artículo.