Martes, 22 de setiembre: Ayer fue un día intenso, cargado

 

Recuerdo que en el 2012, cuando viajé a Madrid y Barcelona, ya venía tomando cuerpo el viejo propósito de algunos catalanes de independizarse de España, a pesar de las alertas acerca de lo «aislada» que quedaría Cataluña en el mapa europeo en caso triunfara ese proyecto. Se veía banderas catalanas en los balcones y pintas reivindicativas en algunas calles, pero aún era temprano en la discusión. Este 2015 ,en cambio, ese deseo ha cobrado la forma de un reclamo cada día más sólido y airado. Este domingo será el 27-S, la esperada fecha de las elecciones parlamentarias catalanas. Dependiendo de cómo quede compuesto el foro, se verá con más claridad si la independencia es viable o no.

+

Menciono esto porque Balcells y Serrat, siendo ambos personajes originarios de Cataluña, son sobre todo españoles y, más que eso, universales. Como ellos hay decenas de ejemplos de artistas de esa región cuya obra nos pertenece a todos. Me pregunto qué pasará con ese convencimiento si prospera la emancipación. ¿De qué manera se perjudicará el consumo del arte si se trazan nuevas fronteras? ¿O, al revés, habrá un tipo de enriquecimiento y correspondencia entre los nuevos países formados, uno que ahora es difícil prever?

 

Fue una coincidencia que Serrat se presentara en Madrid el mismo día de la muerte de Balcells. El azar hizo que muchos madrileños estuviesen 24 horas pendientes de esas dos figuras catalanas. Parecía una señal completa en favor de la convivencia, un repudio callado a la división. O la confirmación simbólica de que las artes jamás debieran verse contaminadas por las ambiciones políticas, por muy legítimas que éstas sean.