El despegue fue exitoso y se realizó desde el Centro Espacial Kennedy de la NASA.
(Agencia N+1 / Hans Huerto) El cohete espacial de SpaceX, Falcon 9, despegó exitosamente ayer de la plataforma de lanzamiento 39A en el Centro Espacial Kennedy de la NASA, transportando con un satélite de Inmarsat que se dedicará a la red de banda ancha de quinta generación.
Aunque originalmente SpaceX, contratista de la NASA y firma de emprendimientos espaciales del magnate tecnológico Elon Musk, tenía planeado lanzar este satélite con su cohete Falcon Heavy, que pretende ser el más grande vehículo espacial de la compañía, algunas pruebas fallidas supusieron retrasos en el desarrollo de la nave.
Los avances. Inmarsat-5 F4 completa una red de cuatro satélites de banda ancha, con valor de US$1.600 millones, llamada Global Xpress, que proporciona comunicaciones globales y móviles a aerolíneas, navieras, agencias gubernamentales y otros clientes. Ofrecen velocidades de descarga de hasta 50 megabits por segundo a clientes en tierra, mar o aire, una velocidad aproximadamente 100 veces más alta que el sistema de generación anterior de Inmarsat, de 2013 y 2015.
Y aunque el colosal Falcon Heavy no participó en la fiesta, su hermano menor, el Falcon 9, fue el chambelán del baile, con sus 23 pisos de altura. Tras el lanzamiento de anoche, a 32 minutos de haber despegado de la Tierra, el satélite se desprendió exitosamente del cohete de dos etapas, para lograr entrar en órbita.
Funcionalidad. Esta ha sido la sexta de más de 20 misiones que SpaceX planea volar este año y a diferencia de los 10 anteriores vuelos de Falcon 9, este no ha podido considerar el retorno y recuperación, para su reúso, de la nave.
Esta ha sido diseñada para volver a la Tierra y ser devuelta a las instalaciones de SpaceX mediante drones o balsas. Pero para llevar al F4 a su órbita prevista, el cohete debió vaciar sus tanques de combustible, quedando sin propulsores para emprender el camino de vuelta a casa.
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