Estos análisis sirven para evaluar el grado de innovación de 126 economías y, así ayudar a los Gobiernos a estimular la actividad innovadora de sus Estados.
El Perú retrocedió una posición, al puesto 71 de 126 países medidos en el Índice Global de Innovación 2018, y hace tres años se mantiene estancado en la parte baja del referido ranking.
Sin avanzar
Este estudio que mide 80 indicadores evalúa el grado de innovación de estas economías y si los gobiernos de cada país estimulan la innovación. El estudio lo elabora la Universidad Cornell de EE.UU., la escuela de negocios el INSEAD y la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI).
A nivel de la región, Perú se ubica en la parte baja de la tabla en el octavo lugar, después de Uruguay, Colombia, Brasil, Panamá, por encima de Argentina, Jamaica, República Dominicana, Paraguay.
En su undécimo informe, el Índice Mundial de Innovación revela que el Perú bajó su puntaje en el indicador actividades innovadoras de instituciones y del capital humano e investigación, en clima para hacer negocios y en las facilidades para conseguir crédito.
En tanto, en innovación en infraestructura y sofisticación de mercados su puntaje no varió respecto al del 2017. Sólo avanzó en sofisticación empresarial y productos de conocimiento y tecnología y productos creativos.
Suiza sigue siendo un año más el país líder del ranking mundial, que en sus primeros diez lugares están, tras el país helvético, Países Bajos, Suecia, Reino Unido, Singapur, Estados Unidos, Finlandia, Dinamarca, Alemania e Irlanda.
Como ya pasó el año pasado, Nicaragua y Venezuela no se incluyen en el listado por falta de datos.
El estudio revela que solo hay tres países latinoamericanos con economías de ingresos altos (Chile, Uruguay y Trinidad y Tobago) y advierte de que Latinoamérica no ha mejorado significativamente sus índices de innovación en comparación con otras regiones.
En este nuevo informe, el Índice Mundial de Innovación recuerda que en 2040 el mundo requerirá hasta un 30% más de energía en todo el mundo y que las estrategias convencionales para aumentar el suministro de energía son "insostenibles" ante el cambio climático.
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