Si no sabemos reconocer nuestras fallas y defectos, cómo vamos a enseñar a otras personas a que reconozcan los suyos
Gisela Medina Soto, consultora organizacional de Perfil (www.perfil.com.pe), señala que en la preparación para ser padres es importante aprender a conocerse, porque si se va a formar a una nueva persona, debemos saber en qué condiciones nos encontramos, en qué etapa de nuestro proceso de formación y desarrollo estamos y qué nos está faltando mejorar.
Si no sabemos reconocer nuestras fallas y defectos, cómo vamos a enseñar a otras personas a que reconozcan los suyos.
El aprender a conocernos también ayudará a no transmitir aquellas cosas que no nos gustan de nosotros y además saber si nos sentimos bien o no con nosotros mismos, servirá para poder enseñar a nuestros hijos a reconocer sus propias emociones y buscar mejorar.
Una mala autoestima de los padres puede llevar a no dar correctamente las órdenes o reglas y así perder el respeto de sus hijos. El dar todo a los hijos tampoco ayuda en la crianza, porque no se les enseña a que deben aprender a ganarse las cosas o hacerse responsables. Algo que siempre deberían preguntarse los padres es: ¿Nuestros hijos son más independientes que el día anterior? ya que esto corresponde a la natural evolución de los seres humanos.
Pensar en no hacer lo que hicieron los padres con uno, no necesariamente resulta ser la mejor opción. Es preferible evaluar en qué medida sirvieron o no los comportamientos y actitudes de los propios padres y claro está, es importante considerar que los tiempos cambian. Muchos padres en su deseo de dar lo mejor a sus hijos, comenten errores, ya que nadie es perfecto y todos traemos modelos de crianza particulares, pero eso sí, siempre es posible mejorar.
Si bien es la práctica en donde se transmiten al hijo como nos criaron a nosotros y como nos hemos ido desempeñado en nuestras vidas, es importante asistir a las Escuelas de Padres de los colegios para mejorar nuestro rol y compartir con otros padres las vivencias.
Lo ideal sería que todas las personas puedan prepararse para ser padres pero eso no necesariamente sucede; aunque si se crece en un hogar donde hay equilibrio, comunicación y en donde también hay límites que se respetan, esto contribuirá al proceso de formación.
El natural crecimiento también influye en este aspecto, aunque no necesariamente la edad va acompañada de madurez; tampoco es cierto que una persona joven que no ha vivido muchas etapas vaya ser un mal papá, aunque si podría complicarse en algunos momentos porque no han a disfrutado de ciertas cosas y tienen mayores responsabilidades.
Por ello es importante conocernos y saber que es lo que se quiere en la vida, porque esto va ayudar a que podamos sentirnos satisfechos de las cosas que estamos haciendo y que cuando nos toque tener hijos, realmente sean esperados y podamos dar lo mejor de uno.
Hay quienes piensan que la llegada de un hijo significa que sus planes profesionales y personales no se podrán cumplir, sin embargo existen muchos profesionales que hoy se desempeñan exitosamente y tuvieron que estudiar sabiendo que iban a ser padres.
Pero si se asume que el tener un hijo significa olvidarse de sus planes para siempre, entonces ya hay una mala predisposición para recibirlo y este crecerá en un ambiente probablemente negativo y a la larga estos los perciben y los resultados no serán favorables para ambos.
Hay que conocerse y organizarse, hay que tener en claro que se desea ser un buen padre. El trajín de la vida muchas veces nos lleva a que olvidemos lo importante y gratificante que es esta actividad porque en estos tiempos, muchos de nuestros objetivos se basan más en tener o lograr cosas materiales y dejamos aspectos tan importantes como compartir, dar una palabra de aliento o simplemente sentarse unos minutos a compartir con los hijos.
Para mayor información comunicarse con Christian Bracamonte Bauer al 2608867 - 2722319 o al 991593457
Si no sabemos reconocer nuestras fallas y defectos, cómo vamos a enseñar a otras personas a que reconozcan los suyos.
El aprender a conocernos también ayudará a no transmitir aquellas cosas que no nos gustan de nosotros y además saber si nos sentimos bien o no con nosotros mismos, servirá para poder enseñar a nuestros hijos a reconocer sus propias emociones y buscar mejorar.
Una mala autoestima de los padres puede llevar a no dar correctamente las órdenes o reglas y así perder el respeto de sus hijos. El dar todo a los hijos tampoco ayuda en la crianza, porque no se les enseña a que deben aprender a ganarse las cosas o hacerse responsables. Algo que siempre deberían preguntarse los padres es: ¿Nuestros hijos son más independientes que el día anterior? ya que esto corresponde a la natural evolución de los seres humanos.
Pensar en no hacer lo que hicieron los padres con uno, no necesariamente resulta ser la mejor opción. Es preferible evaluar en qué medida sirvieron o no los comportamientos y actitudes de los propios padres y claro está, es importante considerar que los tiempos cambian. Muchos padres en su deseo de dar lo mejor a sus hijos, comenten errores, ya que nadie es perfecto y todos traemos modelos de crianza particulares, pero eso sí, siempre es posible mejorar.
Si bien es la práctica en donde se transmiten al hijo como nos criaron a nosotros y como nos hemos ido desempeñado en nuestras vidas, es importante asistir a las Escuelas de Padres de los colegios para mejorar nuestro rol y compartir con otros padres las vivencias.
Lo ideal sería que todas las personas puedan prepararse para ser padres pero eso no necesariamente sucede; aunque si se crece en un hogar donde hay equilibrio, comunicación y en donde también hay límites que se respetan, esto contribuirá al proceso de formación.
El natural crecimiento también influye en este aspecto, aunque no necesariamente la edad va acompañada de madurez; tampoco es cierto que una persona joven que no ha vivido muchas etapas vaya ser un mal papá, aunque si podría complicarse en algunos momentos porque no han a disfrutado de ciertas cosas y tienen mayores responsabilidades.
Por ello es importante conocernos y saber que es lo que se quiere en la vida, porque esto va ayudar a que podamos sentirnos satisfechos de las cosas que estamos haciendo y que cuando nos toque tener hijos, realmente sean esperados y podamos dar lo mejor de uno.
Hay quienes piensan que la llegada de un hijo significa que sus planes profesionales y personales no se podrán cumplir, sin embargo existen muchos profesionales que hoy se desempeñan exitosamente y tuvieron que estudiar sabiendo que iban a ser padres.
Pero si se asume que el tener un hijo significa olvidarse de sus planes para siempre, entonces ya hay una mala predisposición para recibirlo y este crecerá en un ambiente probablemente negativo y a la larga estos los perciben y los resultados no serán favorables para ambos.
Hay que conocerse y organizarse, hay que tener en claro que se desea ser un buen padre. El trajín de la vida muchas veces nos lleva a que olvidemos lo importante y gratificante que es esta actividad porque en estos tiempos, muchos de nuestros objetivos se basan más en tener o lograr cosas materiales y dejamos aspectos tan importantes como compartir, dar una palabra de aliento o simplemente sentarse unos minutos a compartir con los hijos.
Para mayor información comunicarse con Christian Bracamonte Bauer al 2608867 - 2722319 o al 991593457
Comparte esta noticia