Watch Dogs es una de las pocas nuevas franquicias nacidas en esta generación. Si bien no tuvo un inicio auspicioso, su secuela mejoró sobremanera la apuesta, dejando a la prensa especializada y al público en general con muchas expectativas de cara a la tercera entrega.
Con Watch Dogs: Legion, Ubisoft busca elevar el listón y revolucionar el género de los títulos de mundo abierto; con una apuesta jugable tan interesante como rompedora: la promesa de poder controlar a cualquiera de los personajes que aparecen en el videojuego.
¿Es una compra recomendada? Tras haber terminado la campaña, creo que estoy capacitado para responder esta interrogante. Los invito a leer mi análisis.
Lo bueno
Watch Dogs: Legion está ambientado en un Londres futurista. Pero no es un futuro distópico ni cyberpunk. Todo lo contrario: es un futuro peligrosamente realista. Esto, creo yo, es una de las características más notables del videojuego.
La gente de Ubisoft Toronto ha recreado un Londres lleno de tecnología y progreso; pero con una sociedad decadente. El ser humano se ha vuelto tan dependiente de la inteligencia artificial, que muchos oficios han desaparecido. La ciudad está llena de taxis autónomos y por el cielo surcan todo tipo de drones, para cubrir las necesidades básicas de la población.
Esta automatización, no obstante, no ha servido para eliminar las brechas entre los distintos estratos sociales. Ha acentuado las diferencias: esto se traduce en una población descontenta, registrándose constantes huelgas y plantones.
Como dije, un futuro peligrosamente posible.
Todo esto sirve de telón de fondo de la historia Watch Dogs: Legion, que nos pone al mando de DedSec, la organización de hackers que ya vimos en Watch Dogs 2. Lo bueno, para los recién entrados en la saga, es que no es necesario tener background de los anteriores videojuegos para entender esta historia.
El apartado jugable tiene puntos destacables. Para comenzar, la promesa de Play as Anyone -el poder controlar a todos los personajes del juego- es aterrizada y bastante consistente con la esencia del videojuego. Por temas argumentales, DedSec se ha convertido en una suerte de resistencia, por lo que podemos reclutar a quienes queramos para sumarlo a nuestra causa.
El procedimiento para reclutar a agentes es siempre el mismo: cada vez que convocamos a una persona, esta nos dará un encargo. Si lo cumplimos, bienvenido al equipo. Pero la cosa no es convocar por convocar, porque recordemos que hay sumas que restan.
Acá reluce una notable característica de la mecánica Play as Anyone: todos los personajes tienen un background y conexiones. Y, tal como ocurre en la vida real, hay personas con habilidades especiales que nos harán más llevaderas las misiones, mientras que hay algunos elementos que simplemente nos complicarán la existencia.
Esto nos lleva a situaciones muy interesantes, como reclutar a soldados disidentes; quienes nos permiten infiltrarnos sin ser detectados; o a obreros de construcción, que nos permitirán utilizar drones de carga. Tener enfermeros o doctores nos puede servir para acelerar la curación de nuestros agentes heridos; mientras que los abogados pueden reducir el tiempo en prisión de los detenidos.
Un acierto del equipo desarrollador ha sido independizar el árbol de habilidades de los personajes que reclutamos. Las mejoras y habilidades ganadas benefician a todos los integrantes de DedSec. Así, no tenemos que preocuparnos de haber maximizado las habilidades de un personaje, ya que lo aprendido pasa de agente en agente.
Como todo mundo abierto, las misiones están divididas en las principales (que nos permiten avanzar en la campaña) y las secundarias, que en Watch Dogs: Legion son de naturaleza diversa. A lo largo de la historia iremos conociendo personajes que se aliarán a nosotros. Estos nos plantearán la mayoría de misiones secundarias, algunas interesantes, otras olvidables.
También tenemos diversos encargos dentro de Londres, como hacer de repartidor. Esto suena algo aburrido, pero la gente de Ubisoft ha incluido parámetros que convierten a estas entregas en auténticos desafíos, como llegar en determinado tiempo o sin que la carga se dañe. A esto se suma que algunos pedidos despiertan el interés de las autoridades, por lo que podemos estropear el paquete en plena fuga. Un Death Stranding en chiquito.
Hay otras actividades que podemos realizar, como cumplir encargos propios de cada distrito. Esto hará que los habitantes simpaticen con nuestra causa. Y a esto se suma la ingente cantidad de coleccionables que hay desperdigados por toda la ciudad: textos, audios, reliquias, puntos de tecnología, ropa, entre otros.
Las misiones son, en su gran mayoría, retos de infiltración. En la siguiente sección hablaré a fondo de esto; pero quería acá resaltar que estas misiones pueden ser abordadas de distintas maneras, ya sea con los recursos que hay en el campo o apelando a las habilidades de nuestros agentes.
En este punto quiero resaltar el uso del pequeño robot araña. No solo puede adentrarse en líneas enemigas sin ser visto, sino que puede vulnerar sistemas de seguridad y hasta incapacitar a soldados. Asimismo, su reducido tamaño le permite entrar en conductos de ventilación o escombros, no solo para llegar a zonas inaccesibles, sino sobre todo para acceder a coleccionables.
Lo malo
La historia que cuenta Watch Dogs: Legion me ha dejado un sabor agridulce. El argumento destaca al inicio; en el que aparece la organización antagonista Zero Day, que desacredita a DedSec, culpándolo de una serie de atentados terroristas en Londres. Es un arranque auspicioso, que da pie a la llegada del grupo paramilitar Albion, contratado por el gobierno británico para restaurar la seguridad y el orden.
Esto abre hasta cuatro líneas argumentales que se van entrelazando hasta el desenlace. El problema es que la construcción de personajes es deficiente, impidiéndonos empatizar con alguno. Esto también se ve reflejado en la falta de un personaje principal. Esta ausencia es suplida por la IA Bagley, un asistente que en todo momento intenta ser simpático y el alivio cómico de las situaciones planteadas. Intenta.
Además, hay segmentos forzadísimos, en los que tratan de meternos con calzador algo de emotividad y drama. Lo que no nace, no crece: si no hay un correcto desarrollo de personajes, no hay empatía. Sin empatía, la pérdida de alguien no se siente. Lo dejo ahí.
En líneas generales, salvo algunos pocos momentos de la campaña, todo es bastante plano y harto predecible, con especial mención al antagonista principal: descubrir quién está detrás de todo fue uno de los momentos más anticlimáticos de la campaña.
Ya adelanté que las misiones, en su mayoría, nos piden infiltrarnos en una base enemiga, ya sea para sabotear planes, conseguir algún documento o rescatar a alguien. La variedad de formas que tenemos para abordar estas misiones atenúa la sensación de repetición, pero acá hay un problema: salvo contadas excepciones, el juego no te incita a cambiar de manera de jugar.
El nivel de dificultad, al menos en Normal, no representa reto alguno; esto debido principalmente a que los enemigos tienen inteligencia artificial bastante mejorable. No solo siguen rutas predefinidas y repetitivas, facilitando la infiltración sobremanera; tampoco son especialmente hábiles durante los tiroteos, exponiéndose en demasía.
Cuando estamos en la calle y nos detectan en algún ilícito, se producen persecuciones. Estas se ven empañadas por dos problemas. El primero, la inteligencia artificial de las autoridades, que al volante son demasiado parametradas, respetando en demasía las reglas de tránsito. Las podemos burlar a las pocas cuadras. Y el segundo problema, las mecánicas de conducción del videojuego. Son deficientes, irreales; sin mencionar las físicas de los coches, que parecen no tener peso alguno.
Terminar la campaña de Watch Dogs: Legion me tomó poco más de 20 horas, cumpliendo una buena cantidad de misiones secundarias. No me parece una duración nada deleznable, pero reconozco que empecé el juego con la idea de que invertiría más del doble de tiempo.
Finalmente, debo mencionar la presencia de bugs y glitches a lo largo de toda la campaña. Entiendo que en un juego de mundo abierto se pueden presentar estos problemas, que pueden quedar en la anécdota. Sin embargo, en mis horas de juego sí sufrí algunos problemas más serios, como tres pantallas azules y partidas congeladas (un par de veces).
También encontré los tiempos de carga algo elevados, sobre todo cuando hacía los ‘viajes rápidos’ en el mapa. Huelga decir que analicé Watch Dogs: Legion en mi veterana PlayStation 4; por lo que asumo que la experiencia será más satisfactoria en una PlayStation 4 Pro, en una Xbox One X o en una PC de gama alta.
Lo feo
Watch Dogs: Legion no llega localizado al español latinoamericano. Ubisoft solo incluyó el español de España como opción en nuestro idioma, lo cual tiene un pequeño gran problema: un doblaje con demasiados modismos y jergas del país europeo. Mi recomendación es que, si dominas el inglés, juegues directamente en el idioma de Shakespeare.
Conclusión:
La ambientación de un Londres futurista -lleno de progreso, pero a su vez decadente- es, de lejos, lo mejor de Watch Dogs: Legion. La mecánica Play as Anyone también me ha dejado un buen sabor de boca, no solo por su buena implementación en sí, sino por las opciones que abre de cara al futuro de la industria. Lamentablemente, no todo es positivo y satisfactorio, empezando por su historia, poco innovadora y muy predecible; y una construcción de personajes deficiente. Además, la propuesta jugable, repetitiva y poco variada; termina desluciendo el producto en general. No es un imprescindible del catálogo.
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