Call of Duty: Black Ops Cold War es uno de los videojuegos más esperados de lo que queda de este 2020, por lo que la beta disponible el pasado fin de semana había generado justificadas expectativas en la comunidad. Ya hace unas semanas probé la alpha (pueden leer mis impresiones aquí), así que tocaba ver si es que se había implementado algunos cambios.
Esta beta ha confirmado que Black Ops Cold War es un regreso al pasado de la saga, borrando prácticamente todos los cambios jugables de Modern Warfare (2019). El gameplay en general ya no es tan pausado y ‘realista’ -si cabe la expresión- como en el juego lanzado en 2019; ya no tenemos la opción de empotrar nuestras armas para apuntar y disparar desde una cobertura, ni la posibilidad de abrir o cerrar puertas.
Estos cambios, lamentablemente, traen de vuelta problemas que eran endémicos en la saga, como el quickscope, esta técnica abusiva en la que los snipers pueden matar a un enemigo de un solo disparo prácticamente sin apuntar. De hecho, en la beta, los francotiradores tenían una marcada ventaja, algo que, espero, Treyarch y Raven Software corrijan de cara al lanzamiento del juego.
Hay cosas que se han heredado de Modern Warfare, como el sistema de edición de nuestras armas, que podemos configurar de la manera que consideremos, así como las pequeñas intros de nuestro pelotón llegando al campo de batalla. Eso sí, a diferencia de Modern Warfare, ahora estas secciones son cinemáticas pre-renderizadas en vez que segmentos creados por el motor del juego.
A nivel visual, el juego luce muy bien, pero sí considero que Modern Warfare está un pasito más arriba. Por ejemplo, hay efectos que se han perdido, como el humo que salen de las armas cuando disparamos. Sé que son detalles mínimos, pero igual se extrañan.
Lo que trajo la beta
La beta de Black Ops Cold War estaba dividida en las modalidades clásicas seis contra seis y las operaciones de guerra, cada una con sus propias características y mapas.
En las modalidades clásicas, teníamos tres opciones: Domination, Team Deathmatch y Kill Confirmed. A diferencia de la alpha, este fin de semana no estuvo disponible la modalidad Hardpoint, que particularmente encontré entretenida.
A los mapas ya vistos (Satellite, Miami y Moscow), se sumó uno ambientado en Nicaragua, llamado Cartel. Este mapa, que nos lleva a una base de narcotraficantes, está muy bien diseñado, con zonas abiertas, recovecos y puntos elevados para otear todo el mapa. Algo curioso que noté es que dentro del mapa hay un afiche que nos habla del “Mejor café de Sudamérica”, pese a que estamos en Centroamérica.
En cuanto a las operaciones de guerra, la beta nos dio las modalidades Dominio, Asalto y, como novedad, VIP Escort. Son alternativas interesantes, con opciones de usar vehículos; pero sigo sintiendo estos mapas algo pequeños y contenidos, especialmente si los comparamos con modalidades similares en la saga Battlefield.
Una vuelta al pasado
Modern Warfare (2019) causó un cisma en la comunidad de Call of Duty, incluyendo marcados cambios en la jugabilidad. Esto, lamentablemente, no gustó a un gran sector de jugadores, ya que estaban acostumbrados al control más arcade de la saga. Treyarch y Raven Software han decidido volver al pasado, eliminando los cambios implementados.
Esto puede definir el futuro de la saga, con unas entregas que sigan el camino marcado por Modern Warfare y otras que mantengan la jugabilidad clásica. De ser así, estaríamos ante una saludable división, para contentar tanto a los seguidores que reclaman innovación como a los que prefieren que las cosas no cambien sobremanera.
Yo estoy en el primer grupo. ¿Y tú?
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