“Ni no Kuni es un RPG genial, con un aire nostálgico que muchos disfrutarán. Level-5 y el Studio Ghibli se lucieron, presentando un videojuego con gráficos notables, una jugabilidad amigable y una historia entrañable. Es uno de los juegos que más disfruté el 2013, un título que recomiendo a todos los que quieren iniciarse en el género de los RPG”.
Esta fue la conclusión a la que llegué en mi análisis de Ni no Kuni: Wrath of the White Witch, publicado en 2013 (lamentablemente el post se perdió con el rediseño de Más Consolas). Han pasado los años, y mi opinión sobre este auténtico clásico no ha cambiado un ápice.
Wrath of the White Witch emociona por su historia tan fantástica como enternecedora, y te atrapa con su soberbia banda sonora (cortesía del gran Joe Hisaishi) y su maravilloso apartado artístico. Tal vez su jugabilidad peque de sencilla, y el nivel de dificultad sea demasiado benigno, pero eso no quita que estemos ante un gran exponente del género RPG, un videojuego indispensable.
El lanzamiento de la secuela, el año pasado, no hizo más que reforzar mi pensamiento sobre el primer juego, ya que Ni no Kuni II: Revenant Kingdom -sin ser malo- no supo emular lo conseguido por Wrath of the White Witch. Pesó en demasía, creo yo, que el Studio Ghibli ya no estuviera en el desarrollo.
Sin embargo, este año Bandai Namco decidió relanzar Wrath of the White Witch para PlayStation 4 y PC con una correcta remasterización, mientras que en Nintendo Switch editó un port del título de PlayStation 3.
Salvo mejoras gráficas para los más sibaritas, el remaster no aporta nada nuevo al título original. Ni misiones extra, más historia, ni opciones nuevas. No obstante, sí creo que es una excelente oportunidad para quienes aún no llegan a la saga o solo han jugado Revenant Kingdom.
Y, claro, también es una buena ocasión para quienes jugaron el título original, y quieren revivir toda la magia que solo el Studio Ghibli es capaz de otorgar.
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