Una de las claves está en definir qué es lo que se quiere proyectar. Es importante no centrar la atención en la ropa sino también en la actitud.
A todos nos importa transmitir una buena imagen en el trabajo, pero, ¿cuál es la forma correcta de lograrlo? Primero, es necesario definir qué es lo que se quiere proyectar. Es importante no concentrar la atención en la ropa y accesorios, sino también en las metas, expectativas e ideales que se tenga a corto, mediano y largo plazo. A continuación, algunas recomendaciones al respecto:
Cuida tus palabras. Levantar la voz, sea inconscientemente o no, es desagradable y de mala educación. Si deseas mejorar su tono de voz, grábate mientras lees lo que vayas a decir en una presentación o entrevista laboral. Esto te permitirá conocer tu forma de hablar para mejorarla.
Procura mostrarte profesional. Si pierdes el control rápidamente, los demás asumirán que no puedes trabajar bajo presión o manejar de buena forma las responsabilidades. Practica técnicas de reducción de estrés y, en la medida de lo posible, deja tus problemas personales fuera del trabajo.
Invierte en tu apariencia. No busques prendes caras sino cómodas y que te sienten bien. Recuerda también que la limpieza es el factor más importante en este punto.
Ten buenos modelos. No solo es importante verse bien sino saber comportarse. Recuerda mejorar o controlar los malos hábitos que puedas tener y que nacen con naturalidad. Una mala actitud te puede cerrar las puertas.
Cuida tu alimentación. Es importante cuidar no solo lo estético sino también tener interés en lograr una alimentación adecuada. Eso, a larga influirá en tu comportamiento y productividad.
Evita la adicción a las redes sociales. Es cierto que en la actualidad, gracias a los avances tecnológicos, estamos conectados con el mundo a través de internet, pero eso no significa estar todo el día en Facebook ni enviando mensajes de texto. Esta conducta nunca es bien vista por los empleadores.
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