El interés por el aprendizaje va más allá de la escuela. Motivar a tus hijos implica alimentar su curiosidad para que no vean el aprendizaje como una obligación.
La curiosidad de los niños pequeños suele empujarlos a cuestionar todo constantemente e interesarse por diversos tipos de aprendizaje. Sin embargo, al ir creciendo, algunos niños y adolescentes pierden este interés. ¿Por qué tengo que estudiar? ¿Para qué me sirve aprender esto? A algunos les cuesta mantener una actitud positiva hacia el aprendizaje, pues lo consideran una actividad obligatoria.
Es aconsejable por ese motivo aplicar técnicas de motivación que ayuden a familias y docentes a modificar esta conducta e incrementar el interés de los estudiantes por el proceso escolar. Reconocer las tareas, fomentar la autonomía y la autoestima o enseñarles a descubrir los conceptos por sí mismos son algunos pasos para erradicar la desmotivación, señala la web consumer.es.
La falta de motivación es uno de los aspectos que se asocia con frecuencia al fracaso escolar. Un estudiante desmotivado muestra menor interés por aprender, no encuentra utilidad a los conocimientos y, en consecuencia, rechaza las vías de aprendizaje que la escuela pone a su disposición. Un alumno motivado, sin embargo, tiene más probabilidad de alcanzar las metas educativas, porque para él el esfuerzo que implica adquirir las competencias escolares tiene sentido.
Entre padres y profesores
La misma web señala que los padres pueden influir en la motivación de sus hijos en la forma en que les ayudan con las tareas escolares, de modo que se les enseñe a enfrentarse a los problemas y en la relación que establezcan con sus profesores. Un contacto fluido en el que se compartan objetivos y estrategias favorece el interés de los hijos por aprender.
Los profesores, por su lado, pueden llevar al aula información sobre el mundo real, que trate aspectos laborales y académicos de interés para los estudiantes; comenzar las clases con preguntas, incógnitas o datos que despierten el interés por el tema; fomentar la participación de los estudiantes para que piensen en los temas que ya conocen y muestren su opinión sobre el contenido y ayudar a reconocer y superar la ansiedad y frustración, reconocer sus capacidades y adaptar las tareas a ellas.
Comparte esta noticia