Un estudio reciente demostró que el aire de una oficina mal ventilada puede disminuir las capacidades cerebrales de los trabajadores.
Después de una ardua jornada de trabajo, es natural sentir cierto nivel de agotamiento. Sin embargo, ¿sabías que, más allá de la carga laboral, la causa podría ser el aire acondicionado de la oficina? Esto fue lo que demostró un reciente estudio elaborado por científicos de la Harvard T.H. Chan School of Public Health, la State University of New York y el Centro de Excelencia de la Universidad de Siracuse, en Nueva York.
Para llevar a cabo el experimento, se reunió a 24 voluntarios acostumbrados a trabajar en ambientes de oficina. Todos fueron alojados durante 6 días, desde las nueve de la mañana hasta las cinco de la tarde, en un edificio en donde los niveles de dióxido de carbono (CO2) y compuestos orgánicos volátiles (COV) fueron manipulados artificialmente. Los voluntarios tuvieron que realizar diversas pruebas de rendimiento cognitivo antes, durante y después de ser expuestos a estas condiciones.
Los resultados, publicados en la revista Environmental Health Perspectives, revelaron que el rendimiento de los participantes era 61% superior al promedio en los días en los que los niveles de COV eran bajos. En los días calificados como “verdes”, en los cuales los niveles de COV eran mínimos y las ventanas estaban abiertas, el rendimiento era 101% superior con respecto al resto de días. De esta forma, quedó demostrado que la productividad en el trabajo está condicionada por factores ambientales como la calidad del aire y que la contaminación puede llegar a perjudicar el rendimiento de los trabajadores.
Ante estos resultados, los autores del estudio recomendaron a los empleadores acondicionar los espacios de trabajo de forma que sus colaboradores puedan tener acceso a aire puro, libre de agentes contaminantes.
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