Carmen Vergara siempre cuidó de su piel, pero eso no impidió que le diagnosticaran el mal que transformó su vida para siempre.
Esta mujer nacida en Ayacucho confiesa –y lamenta– no haber notado el extraño lunar que apareció, de la noche a la mañana, al lado de su nariz. Carmen Vergara, ama de casa de 53 años, vivía para cuidar su piel: no salía a la calle durante las horas más calurosas del día, evitaba la playa y era dueña de una gran colección de sombreros, cremas y protectores solares; todo lo necesario para evitar manchas y complicaciones.
En 2015, el pequeño lunar se convirtió en una herida que no cicatrizaba. La preocupación la llevó a sacar una cita con una dermatóloga del Hospital Militar Central. Luego de una biopsia recibió la noticia: tenía carcinoma basocelular, un tipo de cáncer de piel. La solución inmediata era amputar la zona afectada.
El día de la operación Carmen se mostró tranquila, resignada. Pero al salir las cosas cambiaron. “Fue muy duro ver a mi mamá no reconocerse en el espejo”, cuenta su hija. El haber perdido una parte de la nariz la devastó.
Cambio en su estilo de vida. Pero además de las consecuencias psicológicas de su mal, también tuvo que lidiar con los problemas físicos que le siguieron: pérdida de peso, complicaciones de una enfermedad previa y un dolor agudo que no cede a causa de las quimioterapias casi diarias a las que todavía se somete.
En la actualidad, Carmen no puede salir de su casa hasta después de las cinco de la tarde, siempre debe cubrir su cara con algo y usar lentes de sol con protección especial. Pero hoy también tiene otra lucha: lograr que las Fuerzas Armadas tomen conciencia del daño a la piel que sufren los miles de cadetes que son expuestos al sol sin protección en horas pico. Su hijo Martín, es uno de ellos. “Los niveles de radiación que vive el Perú no son un juego. Esto me pasó a mí y cualquiera está expuesto a lo mismo”, dice con pesar.
Prevenir antes que lamentar. El cáncer de piel es una enfermedad en la que intervienen varios factores, como la predisposición genética, la falta de antioxidantes en la dieta; pero sobre todo, la exposición a los rayos ultravioleta. El cirujano oncólogo Gilmar Grisson, explica que el carcinoma basocelular y el carcinoma epidermoide son los dos tipos de cáncer de piel más comunes en el Perú.
“Normalmente, el cáncer de piel se diagnostica por encima de 40 0 20 años. Pero ahora encontramos cáncer de piel entre los 20 y 30 años. Lo que antes era raro”, dice y resalta la importancia de cuidarse desde jóvenes.
Según el especialista, lo ideal es hacerse un examen de descarte una vez al año, pero la autoevaluación es necesaria de manera mensual. Esta consiste en revisar el cuerpo en busca de manchas extrañas, nuevos lunares o variación en los antiguos.
La responsabilidad del contenido y autoría del presente artículo es de RPP.
Comparte esta noticia