¿Por qué no tengo leche? ¿Cómo sé si puedo amamantar? Estas son algunas de las preguntas que se hacen las madres cuando ven que apenas producen leche para alimentar a su bebé.
El miedo a no tener suficiente leche es un temor ancestral que en algún momento de la lactancia afecta a todas las madres. En ocasiones, sin embargo, la escasa producción de leche materna es una realidad y puede dificultar el correcto funcionamiento de la lactancia. Por eso resulta crucial detectarla a tiempo y, llegado el caso, iniciar el tratamiento adecuado.
La especialista española, Julita Fernández, explica las razones por las que algunas mujeres pueden sufrir de hipogalactia:
Bajo desarrollo de la mama. El desarrollo de la mama comienza en la pubertad y no termina hasta el periodo de la lactancia. Todas las enfermedades que detengan el desarrollo normal del tejido mamario, pueden dificultar la producción de leche.
Cirugía de reducción mamaria. En este tipo de intervenciones se puede eliminar mucho tejido mamario. El resultado respecto a la lactancia dependerá del porcentaje de tejido que se haya retirado.
Problemas de tiroides. La inadecuada secreción de las hormonas que produce esta glándula puede interferir en la producción de leche materna. Teniendo en cuenta lo frecuentes que son estos problemas, es importante que te hagas un examen si presentas una producción baja.
Obesidad. Los problemas de obesidad producen un retraso en los mecanismos de producción del calostro y la leche, por lo que es importante prestar especial atención a los bebés que han nacido de madres con exceso de peso.
Pero no todo es negativo. Según la experta, tener hipogalactia no tiene por qué significar el abandono de la lactancia si no lo quieres. Este problema se puede solucionar con suplementos o leche materna donada. Además, es posible que esta condición sea temporal y se pueda recuperar la producción normal con técnicas de relactación.
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