Esta enfermedad es ocasionada por la ausencia o deficiencia de una enzima intestinal conocida como lactasa. La clave para aliviar los síntomas de esta intolerancia está en la dieta
La lactosa es un tipo de azúcar que se encuentra en la leche y otros productos lácteos. El cuerpo necesita de la lactasa, una enzima que le ayuda a digerir la lactosa. Cuando en el organismo hay una baja cantidad de lactasa aparecen diversos síntomas tras la ingesta de leche o productos lácteos.
Los cólicos, distensión abdominal, flatulencias y diarreas son algunos de los síntomas que padecen las personas intolerantes a la lactosa. Estos problemas aparecen al ingerir una cantidad de leche mayor a la que tolera, por lo general un vaso de leche. La lactosa no es absorbida por el intestino delgado, como ocurre normalmente, y llega al colon donde es fermentada por bacterias intestinales. Esa fermentación es la causante de los síntomas descritos, según la página web de Alimmenta, una empresa española enfocada en promover una nutrición saludable.
En estos casos se recomienda hacer cambios en la dieta. La mayoría de personas con intolerancia a la lactosa no tienen que dejar de beber leche o ingerir productos lácteos. Es posible que puedan tolerarlos si beben pequeñas cantidades de leche (4 onzas o menos). También se recomienda beberla con las comidas o probar con productos con baja o cero lactosa.
Además pueden consumir productos lácteos que son más fáciles de digerir como el yogur y los quesos duros, como el cheddar y el suizo. Se pueden usar también productos de venta libre que ayudan a digerir la leche como las pastillas o gotas que contienen la enzima lactasa.
Si no se toleran cantidades mínimas de lactosa y se requiere asegurar el consumo de calcio, este mineral también está presente en otros alimentos. En la lista de alimentos sugeridos están el salmón, sardinas, brócoli, hortalizas de hojas verdes, naranjas, almendras y los frijoles secos, entre otros.
Para absorber el calcio, el cuerpo necesita vitamina D, la cual se encuentra en el huevo, hígado, salmón y el atún. Recibir suficiente sol en el día también ayuda al cuerpo a producir dicha vitamina.
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