El desarrollo cada vez más rápido de las tecnologías de la información está cambiando todos los aspectos de nuestras vidas, y la educación no es la excepción.
El desarrollo cada vez más rápido de las tecnologías de la información y comunicación (TICs) está cambiando todos los aspectos de nuestras vidas, y la educación no es la excepción. Los dispositivos electrónicos y las aplicaciones de software tienen numerosos usos en el aula que –para empezar–, no tiene por qué ser un espacio físico. Ahora, también puede ser virtual.
Quizás el primer cambio importante relacionado con el uso de tecnología en la educación se dio cuando las aulas empezaron a dotarse de computadoras y proyectores. Así, paulatinamente, el clásico pizarrón ha ido dando paso al ecran, donde es posible presentar a los alumnos presentaciones, gráficos, animaciones y videos para hacer más entretenida la clase. Con el tiempo, la clásica clase magistral ha ido quedando obsoleta.
La irrupción de la tecnología en las aulas de educación superior tendrá diferentes impactos a lo largo del tiempo, precisa en un artículo Daniel Serra, decano del Barcelona School of Management. A corto plazo, es importante señalar la importancia de la masificación de la tecnología, que ha llevado a que los estudiantes tengan sus propios dispositivos (laptops, celulares, tablets) y los lleven al entorno de aprendizaje. Lejos de prohibir o limitar su uso (algo que resulta contraproducente), los profesores deben hacer todo lo posible por sacarles provecho a estos aparatos, buscando maneras de integrarlos al proceso de aprendizaje.
A mediano plazo –prosigue el documento–, la proliferación de aparatos más avanzados, como impresoras 3D y robots, revolucionarán la educación al permitir nuevas maneras de aprendizaje. Lo mismo se podrá decir de gadgets como los visores de realidad virtual y otros wearables (gadgets que se pueden llevar puestos como una prenda de vestir o un accesorio). La posibilidad que ofrecen estos dispositivos de simular la realidad abre todo un abanico de grandes posibilidades. Por ejemplo, con realidad virtual se puede simular un intervención quirúrgica, o las condiciones de vida en distintos lugares del planeta.
Finalmente, a largo plazo, se espera que el desarrollo de nuevas tecnologías acabe con el modelo de educación en masa (“una talla para todos”) y lo reemplace por un modelo personalizado, a medida de cada estudiante. El modelo semipresencial, que combina clases presenciales y virtuales, será la norma, y los estudiantes podrán avanzar a su propio ritmo, con un constante seguimiento y evaluación.
No debe considerarse de ciencia ficción que dentro de unos años los robots y el software reemplacen a los profesores de carne y hueso. Hacia eso apuntan los actuales desarrollos de inteligencia artificial (IA). De hecho, según un estudio realizado por la organización New Media Centers en 2017, la educación será uno de los sectores que será más impactado por la inteligencia artificial en los próximos 5 años. Los cambios serán más rápidos que los que uno se imagina.
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