Supuestamente los lácteos incrementan la producción de mucosidades.
Tienes la nariz congestionada, tus ojos lloran sin control y te duele la cabeza. Cuando te encuentras así, a veces no provoca ni comer. Pero tarde o temprano te dará hambre.
Cuando eso ocurre, es posible que quieras seguir esos consejos clásicos de amigos o familia sobre lo que puedes comer y lo que no. Generalmente, los lácteos están en la lista de lo que debes evitar, según se dice. Así, muchos piensan que no deberían comer helados, queso ni tomar leche. La razón para ello no es nada agradable: supuestamente los lácteos incrementan la producción de mucosidad. ¿Pero es cierto?
La primera referencia sobre la producción de mocos en el tracto respiratorio por efecto de la leche dato del siglo 17, en donde se atribuyó este problema al consumo exagerado de lácteos, chocolates y miel. Pero la verdad es que, al día de hoy, la ciencia no ha encontrado relación alguna, aunque más del 58% de la población mundial asegure lo contrario.
“Varios estudios, realizados con un placebo (leche de vaca o de soja con saborizante para que no se note la diferencia) han demostrado que no es así, que la leche no produce mucosidad”, dice el pediatra y autor español, Carlos Gonzáles.
También existe, claro, gente con intolerancia a la lactosa que tendrá síntomas asociados. Como también hay gente alérgica a las fresas y no por eso se dice que las fresas sean malas. “Los que no somos alérgicos a la leche ni tenemos intolerancia, podemos beberla tranquilamente, en cualquier momento", finaliza.
Así que puedes tomar sin problemas una reconfortante taza de leche con chocolate cuando estés resfriado, sin riesgo de nada.
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