Los primeros días de clase suelen ser duros para los niños, pero también para los padres, ya que ellos deben vencer el temor natural de dejar solos a sus hijos.
Aunque es inevitable que padres e hijos sientan temor frente al inicio de la etapa escolar, son los primeros quienes deben armarse de confianza y serenidad. De lo contrario, solo se le transmitirá inseguridad al pequeño.
Para vencer estos temores los padres pueden tener contactos previos con el colegio, explica la psicóloga Virginia González del portal Con mis hijos. De este modo, sabrán cómo se desarrollará la jornada escolar, cómo son las clases y el nombre de los profesores. Esta información ayudará a los padres a sentirse más seguros y podrán transmitirle a su hijo cómo serán sus días en la escuela.
Es buena idea que ambos visiten el colegio días previos al primer día de clases. Esto permitirá que el niño vea cómo otros pequeños de su edad interactúan en su colegio y se irá familiarizando con su entorno.
Ambos deben conversar sobre el primer día de clases para que el niño se sienta preparado y más confiado. Debe saber a qué hora se levantará, quién lo irá a dejar y a buscar y a qué hora volverá a la casa, entre otros aspectos. Eso lo ayudará a adaptarse a su nueva rutina. En este paso, los padres pueden aprovechar para narrar cómo fue su experiencia en el colegio y cómo logró vencer el temor de los primeros días.
Es importante asistir a las primeras reuniones que convoque el colegio. En estas se dan pautas para que los padres sepan cómo hacer que sus hijos se adapten al colegio, se presenta al equipo de docentes y se explica el funcionamiento de la escuela y el aula. Se tratan de datos claves que ayudarán a que padres e hijos se sientan rápidamente como en casa. Además provee de información que facilita el trabajo de los docentes.
Otra recomendación para vencer los temores es que los niños comiencen con un horario reducido, si es que la escuela lo permite. Luego se podrá ir ampliándolo de manera gradual, en función de las necesidades de adaptación de padres y niños. Lo que menos se quiere es que esta experiencia se convierta en traumática y tome mucho más tiempo una adecuada adaptación.
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