Según el Ministerio de Salud (MINSA), las personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA) pueden tener una afectación física y mental mayor por los cambios abruptos en la rutina y actividades.
La coyuntura de la pandemia ha motivado que en todo el mundo se adopten medidas para evitar la propagación del coronavirus. La cuarentena obligatoria, la práctica del teletrabajo y el cierre de escuelas y centros de entretenimiento, con la finalidad de evitar una crisis sanitaria, han modificado las rutinas de una gran parte de la población y afrontar sus efectos se ha convertido en un desafío adaptativo para todos.
Miles de familias permanecen en casa, lo que genera altas tensiones y estrés en los miembros más vulnerables, en especial en los menores con autismo. Como consecuencia del confinamiento y del cambio repentino en su rutina diaria, es común que los niños y niñas con trastorno del espectro autista (TEA) puedan experimentar un agravamiento de los síntomas o que sufran alteraciones emocionales como tristeza, irritabilidad o ansiedad.
En el Perú, de acuerdo con el Ministerio de Salud (MINSA), 15 625 personas padecen el Trastorno del Espectro Autista (TEA) y de esta cifra, el 90.6% corresponde a menores de 11 años. Las personas con TEA procesan la información hablada y sensorial de manera distinta, y pese a que existen variables dentro del espectro autista, esta condición del desarrollo neurológico mantiene un impacto en las áreas de comportamiento, interacción social, comunicación y aprendizaje.
Por esta razón, el gobierno peruano ha flexibilizado el aislamiento social para que las personas con autismo, tanto niños como adultos, puedan salir cerca de sus casas por un plazo limitado y acompañados de una persona o cuidador. A esta medida, se suman algunos aspectos que, según el Ministerio de Salud, deben tomar en cuenta las familias con menores diagnosticados con TEA:
1. Dosificar la cantidad y calidad de información que se recibe en casa. Es importante tener una conversación con sus hijos para aclarar la información errónea y comunicarles lo que verdaderamente está pasando. De esta manera, podrán comprender la necesidad de aplicar las medidas de higiene y prevención en la rutina diaria. Para esto, es ideal que se usen materiales de apoyo como cuentos o dibujos para explicar de una forma sencilla la forma de propagación del virus y la importancia de lavarse las manos y no salir de casa.
Frente a la incertidumbre de esta coyuntura, también es natural sentir irritabilidad, tristeza y miedo. Sin embargo, estas emociones se pueden intensificar al estar expuestos constantemente a las noticias. Consulta regularmente la información que obtienen los niños y niñas a través de los medios de comunicación y evita la información negativa relacionada a la pandemia. En cambio, se puede usar historias de éxito para destacar el esfuerzo que realizan los héroes de la salud para combatir el coronavirus.
2. Mantener una rutina. Cuida los horarios de sueño, alimentación, actividades educativas, de ejercicio y juego. Conservar los hábitos adquiridos antes del confinamiento es importante para las personas con autismo, ya que los horarios definidos les aportan seguridad, claridad y anticipación de los sucesos. Asimismo, estas rutinas ayudan a reducir la ansiedad y el estrés que puede provocar exponerse a cambios bruscos en sus actividades.
3. Realizar juntos las tareas del hogar. Dentro de su rutina diaria, se pueden introducir actividades que requieran concentración mental y participación en los objetivos de la casa. Al participar en la realización de tareas domésticas, los niños y niñas tendrán la sensación de logro que los alentará a repetir estas labores por iniciativa propia.
4. Las niñas y niños reaccionarán al estrés según como respondan sus padres o cuidadores. La forma en la que los padres y cuidadores manejan los niveles de estrés provocados por el confinamiento tiene un fuerte impacto sobre los menores con autismo. Por ello, es importante que los adultos mantengan y transmitan la mayor tranquilidad posible, aprendiendo a canalizar sus emociones.
5 Dar pequeños paseos. Para muchos niños y niñas con autismo, estar en contacto con la naturaleza y el exterior es parte de su rutina. Siguiendo las indicaciones precisadas por las instituciones gubernamentales, se pueden organizar salidas terapéuticas de 15 minutos en los alrededores cercanos a su casa.
Comparte esta noticia