Así como en las relaciones personales, en los negocios hay que rodearse de gente que apoye y transmita energías positivas frente a nuestras metas. Una persona tóxica hace todo lo contrario.
Una persona tóxica es aquella que en sus relaciones interpersonales perturba el bienestar del otro. Hay signos que pueden ayudarnos a identificar a una persona con estas características como la envidia, el pesimismo, los celos y la soberbia, refiere la web chilena Guioteca. Además tienden a asumir el papel de víctima cuando las cosas salen mal sin detenerse a analizar lo que pueden estar haciendo mal en su comportamiento.
Los psicólogos recomiendan evitar personas con estas actitudes en nuestras relacionales personales, pero también debemos dejarlas de lado en los negocios. Cuando iniciamos un emprendimiento requerimos apoyo de gente que transmita energía positiva y sea empática.

La presencia de una persona tóxica en el equipo de trabajo o como socios de un proyecto no es una buena idea. Tienden a ser negativos respecto a las metas que se prevén alcanzar y sus actitudes pueden afectar nuestra propia autoestima, impidiéndonos estar relajados y cómodos, indica la web española Psicología y Mente.
Si no hemos podido evitar entablar una relación tóxica en un proyecto o en centro de trabajo, hay que intentar no juzgar a esta persona por su actitud. Mantén una postura distante pero firme cuando sea necesario para evitar confrontaciones incómodas, recomienda el psicólogo Giovani Díaz Gervasi.
Por supuesto, en estos casos, cuando una persona tóxica afecta nuestra autoestima, es necesario reforzarla para defender nuestras creencias y puntos de vista. Las señales de alerta deben activarse cuando las emociones y actos de estas personas denoten rasgos piscopáticos. Estos se manifiestan, por ejemplo, cuando una persona vulnera los derechos de los demás con tal de conseguir lo que quiere.
Una persona con estas actitudes puede realizar comentarios destructivos que, por lo general, buscan dividir al grupo social en el que se desenvuelve. Además realiza deducciones equivocadas de los actos de los demás y es muy susceptible a la opinión ajena o muy severa en la autocrítica. Lo mejor es mantener la distancia. Hay que cuidarse de no llegar al punto en el que una persona tóxica nos hace reaccionar con fastidio, ira o violencia.

Comparte esta noticia