Un negocio no sobrevive hoy en día si no es capaz de ofrecer experiencias positivas que inspiren confianza a sus consumidores. Lograrla implica cuidar una serie de aspectos que van más allá del proceso de compra.
La confianza es un activo que las empresas deben cuidar, cultivar y administrar para tener éxito. Es un aspecto vital en una sociedad global y conectada, donde la mayoría de personas parecen confiar poco en las instituciones y organizaciones más importantes. Y, en un sentido general, en cuanto a los negocios la gente tiene la idea de que las empresas están tratando de engañarlos o cobrarlos tanto como puedan.
La confianza en los negocios incluyen temas como seguridad en Internet, fraude, robo de identidad y productos de baja calidad o peligrosos. Si uno de estos aspectos falla, los consumidores harán saber su malestar en tiempo real y tendrán gran repercusión.
Aunque el principal objetivo de un negocio es vender, lo cierto es que esa venta no se volverá a repetir si la experiencia no ha sido positiva. La experiencia positiva es la base de la confianza, pero también se requiere poner en marcha una serie de acciones que construyan la confianza.
Según la web Tiempo de Negocios, entre los aspectos necesarios para la construcción de confianza se incluyen:
- Vender productos de calidad y excelente atención al cliente.
- Ofrecer experiencias seguras de compra.
- Mostrar revisiones y testimonios de otros clientes satisfechos.
-Tener una apariencia profesional ya sea que tu negocio funcione en una tienda física o a través de un sitio web.
- Subestimar la importancia de un sitio web profesional, pensando que mientras se ofrezcan productos de calidad, la gente no se preocupará por cómo se vea el sitio.
- Difundir historias positivas relacionadas al negocio en los medios de comunicación o en las redes sociales.
- Incluir la reputación personal del propietario del negocio, que puede ser verificada por las búsquedas de Google.
Trabajar en la construcción de una marca que inspire confianza significa ganar una ventaja competitiva frente a otras empresas, en un mundo cada vez más desconfiado. De hecho, es una demanda tan creciente que incluso existen acciones específicas para lograrlo. El marketing reputacional se encarga de gestionar las acciones que tienen como finalidad construir una imagen deseada ante los consumidores y la sociedad.
Comparte esta noticia